24 de mayo de 2008

POESÍA / Ana del Rosario Montrosis





AL FINAL DEL CAMINO

Es allí donde quiero vivir
al final de una calle pintada
entre ebrios árboles ciegos
y en una iglesia con grietas.


Elevar mis piernas a la luna
y bajarlas con las campanas
será la mejor sentencia
que danzaré en silencio.

Es allí donde quiero vivir
y mudar mis viejas cartas
oler unos dedos teñidos
para columpiar soledades.





COMPOSICIONES

Estas enojada madre, lo sé
aquí abajito,
desde las cuerdas de esta mesa
husmeo el perfume de tu delantal
aquel que odias tanto como yo
aquel que se enreda en un concierto de ollas
tras el bisbiseo de las copas
aquel que danza en el vuelo de las sombras
endulzando sinfonías de sal
aquel, aquel que suena en mis plegarias
y arrincona el nudillo de mis lágrimas.


Ana Montrosis / poeta de San Bernardo
De su libro TACONES BAJO LA LUNA
Publicado en La mancha número diez.

Ilustración: Amanda

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola amigos de la Mancha. Otra vez aquí con ustedes. Quisiera volver a dejar un microcuento de mi autoría. Es del ciclo "CÁNTICO Y REVERENCIAS" Habla de lo oculto, de lo inconmensurable, de lo que yace bajodel inmenso submundo de la conciencia humana...
sin más, ahí se los dejo:

EL QUE CAMINA ENTRE NOSOTROS

Por: Fabián Bravo Blanchemin.


“Y hay quienes le han visto elevarse sobre altas cumbres de poder, entre las negras aguas de mares metálicos…
Y siempre surge en los tiempos de los tiempos, invistiendo el cetro y la corona, proclamado por aquellos que lo solicitan como rey, como regente.
En el oriente le vieron una vez, ante yermos desiertos de oscuras y viscosas venas; le vieron comandar águilas de fuego, escorpiones venenosos, legiones de larvas subterráneas. En occidente le vislumbraron, con cuanta repugnancia, el horrible alcance de su “histeria”. Y el hombre tembló ante sus monstruos empujados por orugas.
En las épocas de las épocas el que camina entre nosotros ha alzado su voz atronadora, y su palabra ha dividido al mundo, ensordeciendo a la humanidad…
¡Ay de quien lo tome como guía y lo acepte como mentor! ¡Ay de quien le abra las puertas de su casa y le ofrezca su hospitalidad! ¡Ay de quien lo siga, pues en abismos sin fondo caerá…!”

—Palabras póstumas de Adit Al-Kindi, místico hindú—

metalebrio-ia@hotmail.com