31 de mayo de 2014

POESÍA / Renzo Rosso Heydel, tres poemas.


 
 
RECHAZO

 
Prende tu cristal a mi congoja

cada piedra astral es sólo lágrima

y enojo. Amor, es que te dejo

partir. Amor: ¡es que es imposible!

Mi alma no acepta ahora que te acoja.

 
OBNUBILACIÓN
I
No mido
la dimensión
de tu amor
ya que
me colma.
 
II
No sigo
el atisbo
de tu pupila
porque
me basta
que veas
por mí.
 
III
Como
buen enamorado,
no ignoro
que cada
vicio tuyo
es virtud.
 
DE ALEGRÍA Y TRISTEZA
I
No vale
la risa,
como antes
tampoco
valió
el llanto.
 
II
No valen
ni llanto
ni risa,
 
III
ni valen
los hombres,
por tanto.

 *****

Renzo Rosso Heydel

Más sobre el autor: http://metapoesia.es.tl/Renzo-Ernesto-Rosso-Heydel.htm



Nacido el 20 de junio de 1942 en Santiago. Profesor de Castellano. Ex Docente de Expresión escrita en la Universidad Alberto Hurtado. Fue Director de Enseñanza Media durante varios períodos y profesor durante 35 años en el Colegio San Ignacio El Bosque. Su incorporación real al hacer literario, independientemente de algunas, publicaciones esporádicas, es reciente. Director de la Corporación Artística Caballo de Fuego, de la Agrupación de Artistas Católicos, del Grupo Fuego de la Poesía, del P.E.N. Club y de la Asociación de Escritores Italo - Chilenos. Jurado de concursos nacionales e internacionales de poesía y cuento. En estas instituciones ha destacado como charlista abordando temas de literatura clásica, italiana, chilena, de teoría literaria y de estética.

Publicaciones Personales, Libros y Poemarios: Distancias - 1979; Hoja de Poesía  -1982; Magdalena la María y Digo 1992; Secuencias - 2001; Apuntes y Poesías - 2005;  Mirando y Mirado el Mar, 2011 Traducida al Italiano y editada por el Instituto Italiano de Cultura. Poesía de una Emigración, Antología de Poetas Ítalo Chilenos, con la colaboración de La Escritora Anna M. Barbera. Inst. Italiano de Cultura 2006.

Antologías: Breve Polifonía Hispanoamericana - 2005; Lírico Enjambre Hispanoamericano - en 2007.ambas del Frente de Afirmación Hispanista. A. C. México. El Mar en la Poesía Chilena Actual; El Amor en el Bicentenario de Chile; Primera Antología Chilena del Haikú Clásico; Antología de Fuego del Grupo Fuego de la Poesía; Tiempo de Vivir, doscientos años de Poesía Religiosa en Chile, ediciones Agustinianas, preparada por de Juan Antonio Massone. Ha participado también en numerosas publicaciones colectivas.
 Los  textos publicados pertenecen a su libro: Mirando y Mirado el Mar (2011), publicados también en la revista Imágenes de Oceános N° 161

28 de mayo de 2014

POESÍA / Wilma Borchers Carrasco

 


SIN OLVIDO
 
Será inútil, la tentativa del olvido.

Infiltrará tenaces musgos,
raquíticos cangrejos,
pulpos de ojos titánicos,
provocativas medusjibias.

Será inútil, la tentativa del olvido

Tendrá ademanes familiares,
como surgidos desde retratos de difuntos.
Eternos florecerán sus aceites camaleónicos,
brotando bajo la escayola de los muros

.

LOS SUEÑOS QUE ME VISTEN


Tú, que andas en mis bolsillos,
en las solapas de la tarde,
pregonando virtudes y acuarelas.

Tú, que saltas los manantiales de la sospecha,
con una copa de agua clara.

Tú, que acaramelas la nostalgia
distribuyendo bienvenidas y navíos.

Tú, haciendo equilibrio en mis tobillos,
el que se apersona con cerezas y relámpagos.

Tú, que me navegas de alba en alba,
para mirar con mis pupilas los sueños que me visten.

Tú puedes ordeñar estrellas y regalarme
un trozo de luz para llevar en la frente.



 ENTRE MIS HUESOS


Aquel cuyo nombre:
fue cuño de oro,
joya Etrusca,
códice real,
aríbalo Diaguita;
forajido ingresa
al ramaje de mi sueño.

Envejecemos juntos
en cámara lenta,
en teatros de cristales
y paisajes rotatorios.

Aquel cuyo nombre
fue bautismo,
inviolable ligadura,
sustancia de caldero,
árbol de estrellas;
trasgresor se integra,
en los causes de mi sueño.

Permanece conmigo
en esta suerte de infortunio,
raíz o pájaro que expira,
dulcemente entre mis huesos.




                                                 *****

Páginas de la autora: 




Wilma Borchers Carrasco / Escritora y poeta chilena avecindada en Los Vilos IV región Chile. Miembro de la Sociedad de Escritores de Chile SECH y de la Unión Mundial de Poetas por la Vida.


Su biografía en Poetas del Mundo:
http://poetasdelmundo.com/detalle-poetas.php?id=5185


Libros publicados:

Abracadabra - Poemas, Serie de cuadernillos de movilización colectiva 1986.
Jam Session - Poemas 1990
El beso que nos escribe sílabas blancas - Poemas 1993.
Una interminable hilera de corderos - Poemas 1997. Seleccionado y publicado por la Ilustre Municipalidad de San Pedro de La Paz, de la Octava Región
El Reino Fugaz - Poemas 2007 Editorial Ojo en Tinta
Señales de la Colina - Poemas 2008
Los Frutos Amargos - Ecopoesía 2009 Editorial Univa

Las Sombras del Fuego - 2014.

24 de mayo de 2014

POESÍA / Paz Molina





AQUÍ SE VENDEN FLORES


Los mejores espacios son los trasuntos
del alma
Para reír es preciso haberse equivocado
Los hombres se acostumbran  a veces a sus hijos
y consiguen con ellos grandes parecidos
Tienen fuerza en las manos a punta de mentiras
Aunque no deja de llover
aquí se venden flores.

No hay manera de portarse bien en este mundo
todo cuanto se haga parece fuera de lugar

Hay un piano en la calle bajo la lluvia

Llamen a los bomberos
Las situaciones preciosas
han perdido vigencia
El agua sigue entonando su muerte.



Pág. 81, de “El Libro de la Lluvia” (Ediciones al Viento 2007)



CONDICIÓN Y ALARIDO


Y me ha dado la gana
de ser libre de condición
y de alarido
al medio de la calle
hurtado el cetro a la canalla
oficialmente constituida en mí
me hago presente

Me vierto en mi dominio
de lujoso desvarío virginal
Productores ufanos de quimeras
lánguidos sacristanes
me devoran

Me urjo a lo contrito
y me doy vale de fracaso
triunfalmente acosada
sin menoscabo de lo simple
me convierto en gimnasta
me doy de golpes en el pecho
me transformo en ventana
y me columpio.


TAN SOLAMENTE


Yo rivalizo conmigo:
 No estoy a la altura de mi condición.
 Me topo con sorpresa contra mi propio yo.
 Me sucede que no canto como quisiera.

 Balbuceo y escucho una lejanía.
 Tímidamente me alzo en lluvia.
 Escojo, por no dejar, un nombre para darme.
 Y no me siento interpretada.

 Tan torpe como soy. Tan solamente.
 Tan única y tan ella y tan dolida.
 Y la gran carcajada que me gasto.
 Y las ganas de ser y de quebrarme.

 Rivalizo conmigo y esta pugna
 vagamente grosera me invalida
 las mejores gestiones amatorias.
 Y mi propio amor, mi boca para el beso
 mi discutible condición angélica
 se me van convirtiendo en impostura.

*****



Paz Molina, poeta y novelista, nació en Santiago en 1945. Realizó estudios de Artes y Teatro en la Universidad de Chile y ha participado en diversos talleres literarios, dirigidos por los escritores Miguel Arteche, Pía Barros, Martín Cerda y Jaime Quezada, entre otros. Ella misma ha dirigido talleres y ha desempeñado labores en la Fundación Neruda. Molina es miembro de una generación de escritoras y poetas femeninas que surgió en la década de los 80. mención en Juegos Literarios Gabriela Mistral en 1982 y mención honrosa Andrés Bello en 1983.

Entre sus libros poéticos podemos citar "Memorias de un pájaro asustado", "Noche Valleja", "Cantos de Ciega"; por otra parte, tenemos sus novelas "Paradero 28" y "Apuntes para una sombra", mención en Juegos Literarios Gabriela Mistral en 1982 y mención honrosa Andrés Bello en 1983. Su obra se caracteriza por ser crítica con los valores sociales tradicionales y manifestarse en contra de los convencionalismos; posiblemente sea gracias a ello que el nombre de esta autora no pasa desapercibido para los aficionados a la buena lectura.

22 de mayo de 2014

COMENTARIO / CAUSA DE MUERTE, por Edmundo Moure







CAUSA DE MUERTE




El misterio de la vida nos duele y nos aterroriza de
muy diversos modos. Unas veces viene sobre nosotros
                                               como un fantasma sin forma y el alma tiembla con el
                                                               peor de los miedos – el de la encarnación disforme
                                                               del no-ser -… 
Fernando Pessoa


Múltiples son las causas de muerte, comenzando por la más segura e ineluctable de ellas: la decrepitud. Será por eso que mi primer maestro intelectual, don Alfredo Piola, afirmaba que su raíz estaba en el origen mismo de la vida, adhiriéndose así a la opinión unamuniana de que nacemos para morir. Según el ilustre rector de Salamanca, la cuestión fundamental que enfrenta el ser humano es la muerte y la quimérica resolución de su enigma, morigerado por la fe religiosa y la promesa de una existencia más allá de la finitud corporal, panacea articulada y erigida por el desasosiego humano frente al pavoroso misterio del no ser.

Vivimos en una sociedad que procura ocultar la muerte, eludirla a todo trance, maquillarla bajo distintos subterfugios, desde los “parques del recuerdo” hasta las pócimas y emulsiones para detener el natural deterioro del tiempo, pasando por las reparaciones quirúrgicas de la cáscara exterior... Y aunque sesudos físicos, y aun metafísicos de vario jaez, afirmen que el tiempo no existe, que es pura ilusión acotada en los márgenes de este micro espacio universal en que nos ha tocado la suerte –o la providencia- de existir, el espejo y el propio cuerpo desmienten aquellas teorías, al menos para esta forma de existencia, la única que hasta ahora conocemos.

A tales aberraciones de la cultura que nos rige, contribuye el constante paliativo de la estadística, herramienta aritmética que sirve para convencernos que las cosas no son tan malas como parecen, que ahora hay menos de esto y de lo otro, pero mucho más de aquello... La reflexión filosófica sobre las cuestiones esenciales de la condición humana ha sido sustituida por el recurso acomodaticio de las líneas esquemáticas, correspondan éstas a vaivenes de la bolsa de valores o a fluctuaciones de los índices de mortalidad, envejecimiento y supervivencia. La última de las encuestas en boga busca determinar cuáles son los ciudadanos más felices del planeta, si es que los hay en grupo o bloque, como si fuesen miembros de un idílico club de la alegría.

En 1930, ya se sabe, Josip Stalin afirmó, con la convicción irrebatible de su verbo omnipotente, que nunca los rusos habían sido tan dichosos como entonces… Bueno, puede que el oso georgiano se haya referido a los que sobrevivieron a las purgas, al genocidio y al desarraigo masivo de etnias. (Los ucranianos experimentan hoy la tortura viva de aquellos recuerdos históricos, ante los asedios imperiales de la Rusia post moderna y seudo democrática)… Hitler quiso hacer felices, a lo menos, a un millón de germanos, suministrándoles igual número de escarabajos Volkswagen, pero la urgente producción de tanques le impidió cumplir la promesa.

Y claro, no es lo mismo morir de diabetes, por exceso de comida, en las urbes del primer mundo, y aun en ciudades del segundo o tercero, como pudieran ser algunas de Latinoamérica, que fallecer de sed e inanición, o de enfermedades infecciosas –incluyendo el Sida de transmisión sexual- en las exhaustas praderas de África o en las hacinadas ciudades asiáticas. Otra variante posible es la de ser acribillado por narcotraficantes en una urbe mexicana.

El fin inexcusable es el mismo, pero se trataría de vivir mejor dentro de esa arbitraria medición de Cronos, que va desde la epifanía al oficio de difuntos, aunque esta ilusoria calidad diste mucho de ceñirse a los ideales utópicos de una existencia en plenitud de virtudes, como preconizaran los grandes filósofos de la Antigüedad, o similar a la que recomendara, a partir del amor al prójimo, el dulce Nazareno, crucificado por mandantes del Reino de este Mundo.

Entre la virtual maraña de cifras, especulaciones y asertos contradictorios con que se nos bombardea en esta “sociedad de la comunicación”, destacan datos irrefutables, como las principales causas de deceso, atribuidas, en orden de importancia, al tabaquismo, al alcoholismo y al consumo de alimentos de alto contenido graso, y a los diversos tipos de cáncer terminal... No obstante, la producción de tabaco y la venta de cigarrillos sigue siendo excelente negocio, pese a que en las cajetillas se explicite imágenes de atroz realismo, como las encías tumefactas o los alvéolos pulmonares corroídos por la mezcla letal de alquitrán y nicotina, o el patético rostro, semicubierto con una mascarilla de oxígeno, del enfermo que pugna por rescatar el último hálito, arrepintiéndose a destiempo de aquellos instantes de fruición en que dibujaba azules volutas de humo, como si repitiera los bobalicones versos del tango “Fumando espero”.

Son hábitos consagrados por la cultura y aun por la fe; en el caso del vino, bendecido tanto por su vieja exhortación dionisiaca de La Odisea, como por su transformación evangélica en la sangre de Cristo, mediante el sacrificio de la misa; respecto al tabaco, afinidad difundida a partir del descubrimiento de Vasco Núñez de Balboa, el primer fumador en la humosa tradición de occidente, comercializada con eficacia por el emprendedor inglés Walter Raleigh…

Y no nos habíamos referido al opio, estupefaciente servido en fumaderos públicos que contribuyera al enriquecimiento del imperio británico en el siglo XIX y al apogeo victoriano en todos los ámbitos del quehacer humano, incluidos los del arte, sin parar mientes en el deterioro físico y moral ni en la muerte prematura de su abigarrada clientela asiática, y de millares de adictos europeos y aun americanos, algunos de renombre artístico y literario, como Thomas de Quincey, quien escribe en su breve libro “Diario de un inglés consumidor de opio”: Allí me persiguieron durante años fantasmas tan atroces, como los que rodeaban el lecho de Orestes y en algo fui más desgraciado que él, pues el sueño que a todos trae descanso y refrigerio derramó un bálsamo bendito sobre su corazón herido y su cerebro alucinado, y para mí, fue el más amargo de los flagelos…

Y si de fantasmas se trata, cada día se nos amenaza con distintos espectros acechantes... Acabo de escuchar sobre la existencia de uno terrorífico, llamado «furano» (¿acaso hijo de las Furias que sirven a la Parca ?), un compuesto orgánico cancerígeno que se encuentra en muchísimos alimentos elaborados... hasta en las otrora inocentes galletas de agua o de soda, en el pan tostado, en los residuos que dejan en la sartén los huevos revueltos... ¡No hay salud, ciudadanos !

De los trangénicos, mejor ni hablar, porque hay quien asegura que yo mismo soy fruto de una combinación arbitraria y abusiva de genes descarriados... En cuanto a la posibilidad del suicidio, como causa eficiente, me quedo con las reflexiones lúcidas de Albert Camus, que apuesta por la vida. Y es que la muerte acosa y atrae de diversas maneras y nos escruta en los senderos que se bifurcan, tras espejismos elaborados con infinita paciencia. Todo este juego absurdo por evitarla se transforma así en un baile de máscaras que hoy linda en lo grotesco.

Por una parte, las fuerzas productivas se coluden para aniquilar toda existencia en el planeta, en aras de un supuesto progreso, desenfrenado y suicida, porque carece de fines valederos; por otra, los avances de la ciencia, en el ámbito de la salud, y las numerosas instancias ecológicas, pugnan por la preservación de la vida, enfrentándose a corifeos y guardianes del capitalismo salvaje...

En los países con mayor nivel de desarrollo –asimismo en el nuestro-, la expectativa de supervivencia ha crecido en varios años, pero tampoco este incremento cronológico pareciera conllevar el ascenso de la felicidad «media», que también luce rango estadístico.

Otro factor a considerar como causa de muerte efectiva es el odio, que mora en el corazón de los hombres, pudiendo devenir cancerígeno, ulceroso y metastásico... Es cosa de dar vida a su pólvora, con un simple chispazo de muerte, a veces con una mirada de torva inquina, o con el filo de un puñal que se guarda bajo el poncho. (Alguien me susurra en el oído que también hay amores que matan).

Causa significativa de muerte puede ser la fe fundamentalista, como lo afirma este anónimo musulmán que recoge Max Aub en sus Crímenes Ejemplares : -«Es tan sencillo: Dios es la creación, a cada momento es lo que nace, lo que continúa, y también lo que muere. Dios es la vida, lo que sigue, la energía y también la muerte, que es fuerza y continuación y continuidad. ¿Cristianos éstos que dudan de la palabra de su Dios? ¿Cristianos ésos que temen a la muerte cuando les prometem la resurrección ? Lo mejor es acabar con ellos de una vez. ¡Que no quede rastro de creyentes tan miserables!».
Y si nos servimos de la paradoja hasta las últimas consecuencias, diremos que la principal causa de muerte sería la vida misma... Por eso, el poeta Álvaro Cunqueiro escribe su conjuro en un verso elusivo, pero esperanzador: «Procuren un lonxe ou un ningures os camiños onde morrer» (Procuren una lejanía o un lugar inexistente los caminos donde morir). Y el vate así lo escribe, desde la primavera, donde se renace de la consunción invernal, recogiendo el eterno mito de Ofelia:


De quen fuximos? Quizaves, dime, a cinza
non rexeita a garrida mocedade e o sangue?
En abril e maio non hai cinza, dicen.
Fiquemos, amigo, sob das azas de abril.

(¿De quién huimos? Quizá, dime, ¿la ceniza
no rechaza la espléndida mocedad y la sangre?
En abril y mayo no hay ceniza, dicen.
Permanezcamos, amigo, bajo las alas de abril.)

De la muerte no cabe huir, porque desconocemos la fecha y hora de su cita inevitable, sino dejarla pasar en silencio, o verla venir esbozando una sonrisa, como barca y pasaje al puerto que a todos nos aguarda.

 
Edmundo Moure

                                                                         
Página del autor:  http://edmundomoure.webnode.com/



Edmundo Rafael Moure Rojas
nació en Santiago de Chile, el 4 de febrero de 1941, hijo de Cándido Moure Rodríguez, gallego, nacido el 12 de febrero de 1912, en Santa María de Vilaquinte, Carballedo, Lugo; emigrado a Argentina en diciembre de 1924, y, en abril de 1933, definitivamente, a Chile; y de Fresia Rojas Ramírez, chilena, nacida en Valparaíso, Chile, el 31 de diciembre de 1913, descendiente de extremeños. Moure Rojas posee la doble nacionalidad, chilena y española, desde 1992.


20 de mayo de 2014

EL LIBRERO de La Mancha / Y DESPUÉS VENDRÁ EL MAR, de Ana María Vieira





ALGO CONOCIDO EN LA TRISTEZA

                                                   A Patricia Carutti


Hay seres humanos que no mueren
aunque “todo podría morir tan fácilmente”

Ella ha partido en su barca desatada:
voz de sal
eco del viento
en búsqueda incesante del misterio
y la palabra

Todo lo deja hoy
todo se cierra
bajo la bóveda del verbo

No sé si es el fin del viaje o
para ti es el comienzo

Ahora que extrañas sombras
navegan sobre tu boca
tu  risa resuena fuerte
tal como siempre reías
un poco más solitaria

El espejo de tu canto
la lejanía de Itaca
el sol del Mediterráneo
el clamor de Konstantino

todo aquello que tú amaste

hijos
     sueños
         nubes
              mares

forman un gran coro griego
al alero de tu voz.





IGLESIA EN ETRÊTAT

                      sobre un cuadro de Monet


Junto al acantilado
una pequeña iglesia
abre sus puertas a la brisa
del mar que llega y salta

Dos árboles solitarios
custodian el paisaje

Allá lejos
los veleros se meces blancos
sobre las quietas aguas
Parecen tres nubes mansas
que navegan sin palabras

Campanas están llamando

Entremos
Entremos con el corazón limpio
Bajo este cielo de Francia.

*****



Del libro: “Y después vendrá el mar”  (Ediciones del Frente de afirmación Hispanista, A.C. México – Capítulo Chile, 2010)