"De desiertos" Carolina González Velásquez |
PRIMER PASO EN EL DESIERTO
Se fue adentrando
el himno absoluto y certero, en el círculo infinito de estas extrañas plenitudes,
inmiscuyéndose en la gran transparencia,
del desierto y la iluminación del transcurso de las aguas.
El dolor ingenuo
de un levantamiento; mirar el sol y acariciar las manos por un momento.
No quiero recordar los intentos,
no quiero recordar los rostros pasados,
ni los otorgamientos, en la ignorancia del núcleo disuelto más allá del cuerpo e intuyo tus excitaciones,
El roce de dos piernas y nada,
La mirada no se torna un contrasentido.
Estoy cansado, del retorno a esta conciliación extraña y vacía
de todos los llantos en la inacabable extensión del desierto.
Temor, temor de mirar el orgasmo saliendo de tu boca y yendo a ninguna parte.
Y la fiebre de las reiteraciones,
de los cuerpos tocándose en el círculo,
una frescura demasiado grande e inocente,
un aroma de aguas en el río…
y reíste, cuando decidiste iniciar este tacto,
las gotas cayendo de los dedos y allá el viento soplando…
No hay una intensidad en la burla de la arena,
escucha los insultos de los niños jugando,
y sigue insistiendo la inocencia
en el llamado del ritmo gigantesco,
aquí,
en cada piedra del desierto el clamor insoportable.
VERDAD