28 de mayo de 2011

INVITACIÓN / Galería de Erosciones en Bar La Sede.





Están todos initados a otro encuentro de 
GALERÍA DE EROSCIONES 
en BAR LA SEDE
Av. Irarrázabal #2051, Ñuñoa.
En esta ocasión, con la participación de las poetas:


MARGARITA BUSTOS
CARMEN MANTILLA (Milita)
AMANDA ESPEJO
CARLA VALDÉS

GRATIS, sin pago de entrada.

El lugar es místico y bello; si vienes, confirma al correo

y asi estarás participando para ganar
UN SABROSO PREMIO SORPRESA

Esperamos verte ahí!

Atte.

GALERIA DE EROSCIONES.

26 de mayo de 2011

LETRA NUEVA / Mirando y mirado el mar, de Renzo Rosso Heydel.




En nuestro espacio Letra nueva, con agrado les entregamos algo sobe el último libro de Renzo Rosso Heydel, "Mirando y mirado el mar" (Ediciones Caballo de Fuego), publicación que, además, ha sido obsequiada cariñosamente para nuestro "librero manchado". Miren, pues, las imágenes y lean algo sobre lo que este autor nos presenta:

Han dicho a propósito de su trabajo literario:


Renzo Rosso Heydel es un poeta que logra conmover: sus poemas reflejan las pasiones, dolores y dudas de todo ser humano. Se apasiona con las palabras como todo buen creador literario y los sustantivos lo obsesionan, como dice en uno de sus poemas. Al leer Apuntes y Poesía (otro de sus libros), nos damos cuenta del fervor que siente por algunos grandes escritores como Gabriela Mistral, María Luisa Bombal, Ernesto Hemingway, Tolstoi y otros clásicos que están impregnados en sus estructuras.
La poesía de Rosso es sutil, evocadora, sus imágenes son tan delgadas como sus palabras y poemas, pero llenas de anchas sugerencias, sentimientos y dolores propios de la mujer y el hombre (…).


AGUAFUERTE

En el beso
y con tu agua,
la sábana,
blanca.

En el beso
y con esa sábana
tu agua,
blanca.

               La sábana
confundida,
con el beso,
y agua
               blanca.


VIERAS EL MAR

Si vieras el mar
y te remecieras,
verías también
el origen
de la tormenta,

conocerías
el nacimiento
de la calma
y yo mismo
podría ser
tan verde
como tu mirada
de agua esperanza,

o azul;
tu ser
de agua y cielo.
¡Cómo me reflejarías!
Si vieras
el mar
y te remecieras.


PODA

        El árbol.
            ¿Lo cortamos
o no?

¿Alguna vez
podrá haber
tolerancia?



Renzo Rosso Heydel, nacido en Santiago de Chile. Profesor y poeta. Director de la Corporación Artística Caballo de Fuego, miembro del grupo Católicos en el Arte, además integra el grupo Fuego de Poesía y la Asociación de Escritores Italo-Chilenos.
Sus libros personales son: Distancias, 1079 /Hoja de Poesía, 1982 / Magdalena la María y Digo, 1992 / Secuencias, 2002 / Apuntes y Poesías I , 2005, además de ser publicado en variadas publicaciones colectivas y antologías.

22 de mayo de 2011

POESÍA / Kol Ovalle

Kol, durante la presentación de La Mancha #17



NADA




Nada limpiará el empañado de los años
nada recaerá en símbolos latifundistas adquiriendo verdades desmentidas en la gloria
nada y este signo descubrirán las puertas
abrirán las ventanas y desempolvarán la instancia que yacía perdida


Entre mi boca y tu oído
una interferencia loca
/broadcast/
descifra en lenguajes infinitos
infinitas formas de interpretar lo que no he dicho
nada fue omitido
nada fue descrito


tu cuerpo estremece formas dialógicas que sueltan tus manos hasta las caderas,
un despliegue enfermo de vanidades disueltas. Yo en tanto te admiro
te huelo el vacío


enmudeces como película ligera de años infantes que acometieron a Charles Chaplin y el vagabundo
en la calle otros más revoltoso esos que no sabían de la historia que escribían en sus melancólicas noches decían más que los panfletos amarillistas
nada pudo decirse en esos tiempos
nada y que no digiera esa mentira
esa verdad en tus pupilas
la cubrías de leños verdes
ahumabas los faroles y almohadones en busca de mi sueño…


Pero
No gritaste mi encuentro


Nada y no volvías a pronunciarme
Nada
y se quedaba muda la lengua
cansada de hilar ensangrentada
la emisión se interfería con agudeza
tus símbolos penetraban la ruleta en el cielo


Nada
y la película comienza con un subtítulo que no alcanza a describir
la realidad que entre tú y yo nos separaba la butaca.


Publicado en Revista La Mancha #17.

16 de mayo de 2011

POESÍA / Rosa Alcayaga Toro




EN ESE PUEBLO MALDITO
(oratorio por las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez)


Ardo en estrellas de fuego
y embrutezco de ira
ante desdichado calvario que sangran las mil Marías en Ciudad Juárez
palpitan las vísceras golpeando caras mudas
repican campanas en el silencio repetido de la muerte oscura
el muertero vende suerte en medallitas… acecha
nadie responde nadie escucha
ni una sola caléndula nace ni un solo cactus
sólo madres llorando escombros
los escombros alborotan el horizonte que viste de púrpura los puñales de la tarde
María levanta los brazos y sus dedos caen por el precipicio
Magdalena araña la puerta del santuario que ignora, úteros vacíos
en ese pueblo maldito cubierto de cruces abandonadas
brotan vírgenes muertas desde cada rincón
a la espera de una mano
pero no hay quien dibuje senderos
sólo un silencio crudo almidona sábanas rojas
un cuchillo brilla en lo alto
mi carne acusa
a gritos
reparto bocas
para rezar abrazadas por la tierra huérfana






GAVIOTA ROJA


Un golpe seco. Tú me indicas la gaviota herida que cayó del pino a un costado de tu casa y que impávida nos observa. Sangre en su pico, en sus ojos, a pincelazos breves bordando sus plumas blancas y al acercarnos, una gota tras otra, lentamente, teñía el piso de madera. Sola como un velero encallado, la sueño muerta enredada en su vómito. La sangre explota desde sus pulmones. Es papá que tose. Yo lo amaba y lloré siete días y siete noches aunque de adolescente te confieso, que cansada de sus retos, lo odié a escondidas. Tuve miedo porque creí que moría. La tos y la sangre en el pavimento. Yo caigo. El cerro no termina. Me despierto asustada. La gaviota intenta levantarse y recorre nuestras miradas sin perder la calma. Abre sus alas. Pretende alzar el vuelo, pero casi rueda por el precipicio. Mi papá fue el único que se salvó de todos los internos en la clínica. Me preguntas por qué lo odié. Han pasado tantos años. Uno odia al padre de repente sin explicaciones. Miles de cuchillos lo perseguían noche a noche al subir por el cerro empedrado. A la vuelta de la esquina lo esperaban. Entonces yo no pude salir de casa obligada a esconderme de su muerte. La sangre de la gaviota es de un rojo ardiente distinto al rojo muerto insoportable de la tos de mi padre que me trastorna. La empinas dulce y ella, a trastabillones, emprende viaje en busca del mar. Cierro los ojos y sólo veo un volantín blanco. Con los recuerdos de mi padre herido, recorro de nuevo el camino a casa y descubro en el piso sólo una gaviota roja.


Textos publicados en Revista La Mancha N° 17


Rosa Emilia del Pilar Toro Alcayaga. Periodista. Agradecida de haber estudiado en Ecuador, graduada en la Universidad de Guayaquil en 1981. 
Llegó a Chile en 1988; trabajó en Temuco en el Austral y en la Ñielol. Desde 1989, en las radios Nuevo Mundo y Chilena de Santiago. En el diario La Época cuando este agonizaba, más tarde en el diario El Sur de Concepción, para terminar como cesante. Algunos dicen que por conflictiva. "Orgullosa" de serlo, comenta ella. (Datos de su libro "Mil veces mujer...a pesar de todo", publicado el año 2001).

Más sobre Rosa Alcayaga Toro

8 de mayo de 2011

SALUDOS / Para no olvidar estas madres, por Socorro Carranco, desde México

Madre por una violación
Socorro Carranco






Mamá, gracias por dejarme vivir. Soy producto de una violación.


Por eso te agradezco las noches en vela, cuando me dio sarampión, cuando la fiebre no cedía, tú me llevaste en brazos al hospital, era el día de tu cumpleaños.
Cómo olvidar que dejabas tu estómago vacío para llenar el mío de hambre nueva.
Recuerdo tu mirada cansada cuando hacías mis vestidos a mano, mientras yo dormía con el Àngel de mi guarda .
Como olvidar que sacrificaste tu juventud por regalarme la mía.
Fuiste madre de tiempo completo, lavando y plachando ropa ajena.
A veces te cansabas de ser madre. lo sé, tu mirada me lo decìa.
Gracias por arrullarme en tu regazo, perdonarme por no ser hija del amor.
¡Sé que soñabas con el amor!, y en esa espera, quedó tu sueño.
Donde quiera que te encuentres madre mía, ¡ Gracias, por dejarme vivir !.



Socorro Carranco
Poeta mexicana integrante del grupo La Décima Musa.

6 de mayo de 2011

SALUDOS / Para las madres que ya no están, por Mario Baruc



OBITUARIO Nº 1


Viene a mi nostalgia el silabario
que enseñaste las primeras letras:
mi mamá me mima.
Ahora, mima este corazón latiendo
en el dolor de tu ausencia,
estos ojos siguen buscando caricias
mientras las penas lloran en tu regazo
pobres manos que rompen oscuridades,
buscándote en el silencio de los recuerdos.
Te has ido madre y por momentos
soy un ciego que golpea con los puños
a este mundo y no puedo encontrarme.
He unido pasados, presentes en un instante
para llorarte inolvidable madre.
Susurran imágenes sepias de Abril
se apoderan del espacio que dejaste
junto al bastón que soportó los años
y la cama no se hundirá con tu cuerpo
las pantuflas esperarán pies cansados
de caminar el horizonte, roto por la muerte.
Madre, mima la sal de mi rostro
todas las nostalgias dormidas en la piel
con una sonrisa abandonada
nacida en el crepúsculo de tu senil vida.
Madre, mima este inmenso dolor
que ha subido a mi barca de madera vieja
ella navegará silenciosa en tu búsqueda
en el final de mis días.
Madre, mima este corazón que sufre
porque parte de él ha muerto.




Mario Alfredo Cáceres Contreras (Baruc)