Aunque este hermoso libro no calificaba en LETRA NUEVA (Ediciones recientes), sí es un orgullo compartirlo con ustedes desde nuestro LIBRERO MANCHADO.
Su autor, Pablo Guiñez, tuvo la amabilidad de dejarlo para nosotros, dedicado y todo, en una de las últimas reuniones maipucinas, en manos de nuestra amiga Elisa Alcántar. ¡Cuál sería nuestra sorpresa al recibir su llamada y contarnos de este hecho! Por lo tanto, y como solemos hacer, aquí algo de este connotado autor chileno y parte del contenido del libro que, por cierto, es una reedición a cargo del Círculo Literario de Maipú y el auspicio de su Ilustre Muncipalidad.
LA CAZA DEL VENADO
Pidámosle que venga, pero que no venga.
Pidámosle que corra, pero que no corra.
Pidámosle que salte, pero que no salte.
Hagámosle un columpio para que se distraiga.
Me gustaría hacerle una zancadilla,
pero si se cae?
Me gustaría tirarle una piedra,
pero si le pego?
Me gustaría meterlo en el agua,
pero si se ahoga?
Me gustaría azotarlo,
pero si se dobla?
Me gustaría echarle a los perros,
pero si se asusta?
Me gustaría lacearlo,
pero si se arranca?
Mejor digámosle que pase
muy tranquilo a sentarse.
EL VUELO PEREZOSO
Con fuerza graba su nombre en la corteza de los árboles.
Con fuerza graba su nombre en la superficie de las aguas.
A fuego graba su voluntad entre las piedras.
Echa a volar no sólo la arena.
No se ha cansado de ser el perezoso.
A pierna suelta a dormido. Ha soportado aquél encierro.
Ha permanecido imperturbable.
Por largo tiempo ha soportado su claustrofobia.
Ha conseguido asomar por la garganta de un jilguero.
Así ha vuelto a recobrar la luz.
Pablo Guíñez nació en Lumaco en 1926. Pertenece a la Generación del 50, término creado por Pedro Lastra y que comprende autores nacidos a partir de 1925 a 1939. Juvencio Valle lo situó de inmediato entre los grandes de su generación junto a Jorge Teillier, Rolando Cárdenas y Enrique Lihn... El autor de “Fundación de las Aguas”, (Ediciones del Grupo Fuego de la Poesía, 1973), uno de los principales libros de la poesía chilena contemporánea.
Aquí, don Pablo Guiñez, en un merecido homenaje junto a Sergio Bueno y Soledad Fariña
El poeta nació a la vida literaria chilena en la década del 50 apadrinado nada menos que por Juvencio Valle y Nicomedes Guzmán. Este último dijo de su obra: “Pablo tiene un vigor conceptual único, ausencia de imágenes demasiado trabajadas, instinto lírico que trasciende en una expresión serena, transparente y cordial”. Juvencio Valle lo situó de inmediato entre los grandes de su generación junto a Jorge Teillier, Rolando Cárdenas y Enrique Lihn.Otra de las particularidades de su propuesta lírica es el juego. En todos sus poemas se siente un aire de alegría por conversar con las palabras. Los adjetivos, los adverbios; todo está donde debe estar. La misma construcción de los escenarios del poema; es un artesano que conoce su oficio, lo domina, por lo tanto las lecturas de su vida aparecen nítidas y resplandecientes sin que se noten las influencias; al contrario, incorpora a su acervo, poesía nórdica, poesía lárica, pero sin el hálito teilleriano. de tal modo, aparecen otras cosmogonías, otros refugios, otros pueblos perdidos, en otras latitudes.