19 de mayo de 2009

APORTE de la tía Filadelfia Moreno / Sobre los Mitos de Chiloé





Ten- Ten Vilu y Cai–Cai Vilu

Origen de nuestro archipiélago
Aporte de Filadelfia Moreno


Ten-Ten Vilu: culebra de la tierra, fuerza del bien, intervienen en elementos benignos como seres humanos y todo lo que crece en su dominio.

Cai-Cai Vilu
: culebra de las aguas, fuerza del mal y de todo elemento maléfico del fondo marino.


En la cosmología de los aborígenes de Chiloé aparecen las eternas fuerzas motrices del universo: lo positivo y lo negativo. El movimiento continuo de ambas fuerzas o puestas que gira y gira desde siempre, está representado en Chiloé por la lucha telúrica entre el mar y la tierra, en la personificación de los reptiles míticos Cai-Cai y Ten-Ten.
El mito cuenta que hace miles de años todo el territorio del Chiloé formó parte de un solo cuerpo terrestre, unido al continente Americano.
Antes de producirse esta lucha hizo su aparición el espíritu de las aguas y los mares, el Cai-Cai, en forma de una culebra. Las aguas del mar, iniciaron un veloz acenso, inundando las tierras bajas, los valles y los cerros sepultando en sus profundidades a sus habitantes.
Cuando las aguas amenazaban cubrir todo el territorio, se presentó el protector de la tierra, el Ten-Ten, iniciando un ataque en contra de su enemiga, elevando el nivel de las tierras y protegiendo a sus habitantes, ayudándoles a subir a las partes más altas y a algunos hombres los dotó del poder de volar o los transformo en aves. Al Cai-Cai le fue imposible alcanzar las cumbres e imponerse con sus aguas.
Cierto día la tierra fue remecida por violentos terremotos. En el mar se levantaban enormes olas que inundaban las costas y desde el cielo comenzó a caer un aguacero interminable. Era el Cai-Cai que provocaba destrucción y muerte. El mar y la lluvia inundaron las tierras cultivadas.
Los barrancos se derrumbaban y los ríos salían de su cause. La gente huyó hacía los cerros para salvarse del agua que todo lo invadía. El sol se volvió negro como las nubes cargadas de agua que veloces cruzaban por el cielo oscurecido. Con la lucha de estas dos culebras, los hombres alcanzaban el agua y se convirtieron en peces, y algunos se transformaron en peñas para que no los llevasen las corrientes de las guas… los valles quedaron transformados en canales y golfos; los cerros y cordilleras en islas, y los amores de una hermosa joven con un lobo de mar, protegidos por el Cai-Cai daban vida al Millalobo.
Una primera interpretación de este mito, es que explica la creación de los archipiélagos australes por causa de un cataclismo telúrico. Ello resulta evidente, pero también parece ser la historia mítica del surgimiento de los primeros habitantes de estas regiones australes.
Después de mucho tiempo ni las aguas ni las tierras continuaron siguiendo, quedaron quietas, y no volvieron a sus antiguos causes…
Y así, dicen, se formo el archipiélago de Chiloé y otros que más al sur hay.

*Aporte de Filadelfia Moreno, extraído del libro Magia y Brujería en Chiloé, del autor Juan Mancilla Pérez.

Publicado en La Mancha número trece.

Imagen del blog CARNE PROPIA.



Filadelfia Moreno es el seudónimo de Rosa Palma López, integrante de revista LA MANCHA, quien ha participado varios años en talleres literarios de la comuna y se dedica, especialmente, a recolectar textos históricos para exponerlos de manera atractiva a jóvenes y niños desde la columna LA TÍA ISTO RICA.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno que alguien se preocupe del conocimiento en medio de tanta poesía propia.


Hortencia Pino
profesora de estado

Maria Loreto Aldunate W dijo...

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