A solas, en mi dormitorio…
Veo un caballo negro
dentro de una ampolleta encendida
que galopa intentando romperla de una coz.
Observo sus movimientos
de viejas huestes
mientras me tiemblan los labios.
Ha extraído una hoz de su crin
que raya el fino cristal de luz
produciendo un ruido espantoso
que conmueve mi alma
sobresaltándola.
Y un ruido de horror
se hace en mi cuarto.
Y tengo demasiado miedo
como para escapar
o quitar la vista
de tan horroroso paisaje
petrificado ante la presencia de la muerte.
Y el tiempo del tiempo se detiene
y todas las aves del cielo
se inclinan al sol
para quemar la prisión
Veo un caballo negro
dentro de una ampolleta encendida
que galopa intentando romperla de una coz.
Observo sus movimientos
de viejas huestes
mientras me tiemblan los labios.
Ha extraído una hoz de su crin
que raya el fino cristal de luz
produciendo un ruido espantoso
que conmueve mi alma
sobresaltándola.
Y un ruido de horror
se hace en mi cuarto.
Y tengo demasiado miedo
como para escapar
o quitar la vista
de tan horroroso paisaje
petrificado ante la presencia de la muerte.
Y el tiempo del tiempo se detiene
y todas las aves del cielo
se inclinan al sol
para quemar la prisión
de las almas
con sus alas
con sus alas
perfectas
de luz.
Y entonces:
un clavecín ha comenzado
a tocar
Y entonces:
un clavecín ha comenzado
a tocar
una melodía
que mis oídos
que mis oídos
jamás nunca antes escucharon
Como el ruido
de un delgado vidrio roto
masticado
por la muerte.
Como el ruido
de un delgado vidrio roto
masticado
por la muerte.
Javier Torres
Publicado en La Mancha 8
Dibujo: Amanda
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