1 de junio de 2009

SALUDOS / Félix Hugo Noblecilla / desde Perú




EL CANGREJO ERMITAÑO


Un día
, hace ya muchos años, nació en nuestras playas un cangrejito que no tenía caparazón y los demás seres que habitaban junto a él se burlaban de su aspecto. Las jaibas y otros cangrejos, que eran más robustos y bravos, le daban fuertes horquetazos en su cuerpo desnudo y le decían: " ¡Quita de aquí pelao! ... ¡Fuera de aquí, cabeza de mate! ... y le hacían miles de mofas.
Pero a quienes más les temía nuestro cangrejito, era a las gaviotas y a las garzas, ya que ellas le tenían una gran apetencia, porque al verlo sin caparazón les parecía más delicioso. Por esta razón el animalito sufría mucho y casi no podía salir a pasear libremente por la playa o jugar con las olas, como si lo hacían las jaibas, caracoles y demás seres del mar.
Cierto día decidió refundirse en lo más apartado del mar y no conversar con nadie, por lo que los demás vecinos empezaron a llamarle cangrejo ermitaño; mas siempre sentía el deseo de dar una vuelta por la playa, para lo que esperaba que ésta estuviera solitaria. En cierta ocasión en la que se encontraba correteando alegremente, lo divisó una gaviota. Nuestro cangrejito se vio perdido y corrió sin saber donde ocultarse. Felizmente chocó con la concha vacía de un caracol y allí se refugió; la gaviota no pudo comérselo. Estuvo largo tiempo oculto en la concha del caracol y, una vez que vio alejarse a la gaviota, hizo el intentó de trasladarse hacia el agua con la concha de caracol a cuestas, por temor a que volviera la gaviota; al principio sus movimientos fueron torpes y lentos, más poco a poco se fue acostumbrando y decidió que esa concha le serviría, a partir de ese día, de carapacho o casa.
-¡Creo que esta concha de caracol puede protegerme de mis enemigos! -se dijo feliz nuestro querido cangrejito. Pero pasó el tiempo y el cangrejo creció. La concha del caracol le quedaba muy estrecha y se dijo: - ¡Oh! ¿y ahora qué hago? ... ¡Mi hogar cada día me resulta más estrecho! ... ¡No puedo moverme! ... -Así estuvo con el problema hasta que se encontró con otra concha más grande, y decidió trasladarse hacia ese nuevo hogar, más amplio.
-¡Ahora ya puedo salir a pasear! ¡Creo que estoy algo protegido! -se dijo dignamente el cangrejito. Más aun así, no se sentía muy seguro, y como ya había aprendido a pensar, dijo: -Si no estoy muy seguro puedo buscar algo que me proteja aún más, y así como encontré por casualidad esta concha, también puedo encontrar otra cosa que me sirva para defenderme mejor.
Un buen día, mientras paseaba por unas rocas marinas, se encontró con una anémona que estaba comiendo unos trozos de pescado:
-¡Buenos días, señor anémona! -La saludó cortésmente el cangrejo ermitaño.
-¡Buenos días! -contestó molesta la anémona.
¿Por qué está usted molesta -preguntó sorprendido nuestro cangrejo-; Si la veo que está usted almorzando, debería estar más bien alegre.
-Si usted supiera, señor cangrejo, -¡cómo sufro de estar todo el día aquí sin poder moverme a ningún lado! -dijo tristemente la pobre anémona-. Si ahora estoy comiendo es porque tuve la suerte de que hace un rato un tiburón estuvo comiéndose un pescado aquí cerca, y entonces, quedaron estos restos.
- Pero usted tiene suerte, señora anémona -replicó el cangrejo, luego de meditar un momento- Nadie puede hacerle daño, ni las gaviotas ni los peces más grandes ni las jaibas. A mi varias veces me han ofendido. Existe el temor de chocarse con su veneno.
-Bueno, en eso tiene razón, señor cangrejo... pero lamentablemente, de aquí no puedo moverme.
-Yo en cambio puedo moverme y trasladarme de un lugar a otro, pero ando con temor hacia mis enemigos. Si yo tuviera sus defensas, ¡otro sería el destino de mi vida! Exclamo con tristeza el cangrejo.
A la anémona se le ocurrió una idea, y le dijo a nuestro amigo:
-¿Qué tal, mi estimado cangrejo, si usted con sus tenazas me coloca encima de su casa y me traslada por diferentes lugares?. De esta manera puedo conseguir mejor mis alimentos y a usted lo defiendo de sus enemigos. Así nadie se atreverá a molestarlo.
Sin pensarlo dos veces, el cangrejo aceptó la propuesta y acto seguido, levantó a la anémona con sus fuertes tenazas y la colocó en la parte superior de su concha.
Desde aquel día, estos dos seres -antes infelices- vivieron ayudándose mutuamente. Nuestro cangrejo jamás tuvo miedo de pasear por los fondos marinos y nuestra anémona jamás tuvo que sufrir para conseguir sus alimentos.






Con este cuento obtuvé, en el año 1989, el Primer Lugar en el concurso de cuentos para niños organizado por la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil , haciéndome merecedor del Premio "Francisco Izauierdo Ríos". El cuento lo escribí con la finalidad de hacer más didáctica mis claeses sobre relaciones ecológicas en el curso de ciencias naturales y por supuesto despertar en mis alumnos más amor por los animales y con ello interes por la conservación de los ecosistemas. A un poco más de 20 años de su creación, lo pongo a disposición de todos ustedes, agradeciendo como siempre sus muy valiosos comentarios.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias querida amiga Amanda, gracias a unos aportes de los lectores he realizado algunas correciones en el cuento, te hago llegar mis disculpas si es que te ocasiona alguna molestia. Alli va nuevamente la dirección:

http://ecopoemashugonoblecilla.lacoctelera.net/post/2009/06/01/el-cangrejo-ermita-o


Aprovecho para comunicarte que en el mes de marzo de este año hice un recorrido por varias ciudades de tu hermoso país, disfrute de Santiago, Valparaiso, Los Vilos, La Serena, parte de este recorrido lo he comentado en este mismo blog con la cronica "Por la ruta de Gabriela Mistral", es posible que vuelva pronto para alla.
Un abrazo.


F. Hugo Noblecilla P.

Anónimo dijo...

UNA EMULACIÓN POR LA VIDA Y LA HUMANIDAD

No es común en una sociedad que se deshumaniza como la nuestra, encontrar un escritor talentoso, cuya añoranza y valoración por la vida, constituyen la más alta expresión de su profunda sensibilidad humana, Hugo Noblecilla Purizaga, es uno de los grandes escritores tumbesinos cuya obra trasciende los límites de su espacio vital y de su tiempo histórico, el amor inigualable por la ecología lo distinguen y convierten en un escritor de calidades excepcionales, hoy en que la irracionalidad, parece empujar al planeta hacia una catástrofe ecológica de dimensiones incalculable. Albert Arnold Gore (Al Gore) en su libro e impactante documental sobre el calentamiento global, titulado "UNA VERDAD INCOMODA", describe la magnitud de los daños que causaría a la humanidad y a la naturaleza, pero la dimensión de lo irracional, cada día nos convierte en una sociedad enajenada, que prioriza lo material, que ya no valora la vida, la naturaleza, las aves, Ernesto Sábato, en su ex
cepcional libro "LA RESISTENCIA", con profunda nostalgia nos describe, la dimensión de la pérdida de la esencia humana, y la caída del hombre a escalas y daños a toda forma de vida, jamás registrada en la historia de la humanidad, ni siquiera encontrada en la escala zoológica, es inexplicable el desprecio por lo bello, por lo humano, por la vida, y la priorización por sensaciones efímeras que nos conmueven y entristecen, en la misma dimensión del connotado escritor Ernesto Sábato. Albert Camus, en su novela "EL EXTRANJERO", cuenta la más terrible degradación humana, de un ser que quita la vida y ni él mismo se explica por qué lo ha hecho, es decir nada tiene sentido en estos tiempos, en que la miseria humana amenaza con ganarnos la partida, lo cual es extremadamente peligroso. Todo esto, lo podemos corroborar aún más en la hermosa novela de José Saramago "ENSAYO SOBRE LA CEGUERA", es que no somos capaces de emocionarnos ante nada, no que queremos ver el dete
rioro del mundo, y nos estamos acostumbrando a vivir en medio del fango sin salida. Todo esto debe convocarnos a una firme resistencia, a la refundación de la esperanza, y a la revaloración de la vida en todas sus manifestaciones, sin escatimar esfuerzos. La raza humana nació para ser feliz, y en ese esfuerzo debemos inscribirnos todos, el cuidado de la naturaleza y de toda forma de vida, es parte y completa nuestra felicidad. El CANGREJO ERMITAÑO, del escritor tumbesino Félix Hugo Noblecilla Purizaga, se inscribe en esta búsqueda irrenunciable, en la apuesta por la felicidad de quienes habitamos este planeta maravilloso y en la tarea irrenunciable de trabajar para humanizar la tierra, como dice el escritor argentino en su hermoso libro titulado "HUMANIZAR LA TIERRA". Felicitaciones Hugo, la literatura es la más grande expresión y testimonio de amor a la vida y al ser humano.
Fraternalmente,


George Oswaldo Ocampos Prado - obrero de la educación.

Anónimo dijo...

Estimadas amigas y amigos, poetas y amantes de la poesía y ciudadanos comprometidos con la conservación ambiental. Tenemos el agrado de hacerles llegar información resumida de las actividades que nuestra organización la UNION MUNDIAL DE POETAS POR LA VIDA desarrolló con motivo de la celebración del Día Mundial del Ambiente. Lo pueden apreciar en la siguiente dirección:

http://poetasuniva.espacioblog.com/post/2009/06/07/dia-mundial-del-ambiente-2009

Nuestra institución es de reciente formación por ello sus comentarios son muy valiosos para seguir mejorando en nuestro propósito de poner nuestra creación literaria en servicio de la creación de conciencia ambientalista por un mundo sano y habitable para todos.


Félix Hugo