¡Despertad Quilicura!
Para todos y cada uno de los amantes de la palabra:
A los clásicos poetas que la esgrimen cual espada en el aire.
A los niños en su genuino asombro ante la magia de los cuentos.
A las cantoras que voz al aire hacen suyas las palabras de todos.
A los escribanos que con sus plumas dan forma a cada signo.
A las danzantes que con su cuerpo potencian el poder del mensaje.
A los pintores que interpretan su esencia por medio de trazo y color.
A los labradores que dibujan surcos en la tierra para sembrarla.
A las tejedoras que las hilan y cosen hasta lograr el texto deseado.
A los pescadores que las cogen en sus redes como leyendas de mar.
A las forjadoras de sueños que las hacen verdad a fuerza de vivirlos.
A los que enseñan y las repiten día a día en pos del ansiado conocimiento.
Y a los ancianos que se esfuerzan cada día por retenerlas en la memoria...
Para todos ellos, ( desde hoy mismo):
Se vislumbran por el cielo pequeñas manchas rojas.
Pueden quedar prendidas en un árbol o esparcidas a campo traviesa.
En el mercado, en la fuente de la plaza o en el café de la esquina.
No importa el lugar, el porqué, el cómo ni el con quién:
Lo importante es hallarlas, como se persiguen los sueños...
¿ Quién de los nombrados no ha soñado?
Que no se pierdan en los caminos, ni el camino se extravíe de nuestros pasos.
Que donde hay Manchas, deben haber molinos (y los hay).
Está el gigante de las enmiendas fáciles, que nos contagia con la pereza.
Y está el gigante de la indiferencia, que nos relega al olvido.
Está el gigante de la envidia, que nos fustiga con la maledicencia.
Y está el gigante del desánimo que nos corroe la fe...
¿Quién de los nombrados no los conoce?
Mas... donde hay gigantes debe haber un Quijote,
y en este caso, seguramente, (me consta), más de uno.
A eso quiero instarlos:
a descubrir el quijote que lleváis dentro y... dejarlo ser.
Nada más que eso.
El poder y la magia corre por cuenta de vosotros.
La Mancha ha llegado.
Para todos y cada uno de los amantes de la palabra:
A los clásicos poetas que la esgrimen cual espada en el aire.
A los niños en su genuino asombro ante la magia de los cuentos.
A las cantoras que voz al aire hacen suyas las palabras de todos.
A los escribanos que con sus plumas dan forma a cada signo.
A las danzantes que con su cuerpo potencian el poder del mensaje.
A los pintores que interpretan su esencia por medio de trazo y color.
A los labradores que dibujan surcos en la tierra para sembrarla.
A las tejedoras que las hilan y cosen hasta lograr el texto deseado.
A los pescadores que las cogen en sus redes como leyendas de mar.
A las forjadoras de sueños que las hacen verdad a fuerza de vivirlos.
A los que enseñan y las repiten día a día en pos del ansiado conocimiento.
Y a los ancianos que se esfuerzan cada día por retenerlas en la memoria...
Para todos ellos, ( desde hoy mismo):
Se vislumbran por el cielo pequeñas manchas rojas.
Pueden quedar prendidas en un árbol o esparcidas a campo traviesa.
En el mercado, en la fuente de la plaza o en el café de la esquina.
No importa el lugar, el porqué, el cómo ni el con quién:
Lo importante es hallarlas, como se persiguen los sueños...
¿ Quién de los nombrados no ha soñado?
Que no se pierdan en los caminos, ni el camino se extravíe de nuestros pasos.
Que donde hay Manchas, deben haber molinos (y los hay).
Está el gigante de las enmiendas fáciles, que nos contagia con la pereza.
Y está el gigante de la indiferencia, que nos relega al olvido.
Está el gigante de la envidia, que nos fustiga con la maledicencia.
Y está el gigante del desánimo que nos corroe la fe...
¿Quién de los nombrados no los conoce?
Mas... donde hay gigantes debe haber un Quijote,
y en este caso, seguramente, (me consta), más de uno.
A eso quiero instarlos:
a descubrir el quijote que lleváis dentro y... dejarlo ser.
Nada más que eso.
El poder y la magia corre por cuenta de vosotros.
La Mancha ha llegado.
Grupo Editorial
Publicado y pegoteado en los muros de nuestra comuna
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