En estos tiempos de múltiples movimientos de variada naturaleza y en donde
Ciertas y sentidas palabras se dijeron acerca de la poeta, de parte de Reynaldo Lacámara, Alejandra Basualto (editora), Angela Barraza y Libertad Manque, y me encantará poderlas compartir en cuanto nos cooperen con ellas. Por mientras, y para no dilatar más el asunto, algunas imágenes del momento y uno de los textos de MALDITO PARAÍSO:
habladurías
“Multiplicaré
tus trabajos y tus penas.
Parirás con
dolor a tus hijos y buscarás
con ardor a
tu marido, que te dominará”
(Génesis
III. 7-3)
como en un
barril de pólvora
confusa Babel
sobre cuatro ruedas
sus habitantes
mastican una a una cada palabra
te compro pollo una vez al mes
te saco a pasear en micro
¡qué más quieres! 11
revolcando sus
manos en los bolsillos
ella lo
mira desde su ojo morado
no tiene
escapatoria y cuelga
desde el
umbral de una ventana
silenciosa
y sin afiches oficiales
a cinco
críos muertos de hambre
y al beso
que la crucificó a los 13
cuando su
padre la echó a la calle
te compro pollo una vez al mes
te saco a pasear en micro
¡qué más quieres!
me levanto
asustada y la miro
ella con la
boca abierta
y un río de
sangre inundando la tierra
y la
vidente consagra: “toda bandera es un río de sangre” 12
y tu sangre
y la mía
no tiene
fin
Infame paraíso
no hay salida él arranca
buscando a
Dios para pedirle cuentas
zanjar aquella
vieja deuda
cobrar sus treinta
monedas de plata
y zurcir
aquella historia que sangra de su costado
11
Conversaciones de una pareja captada en la micro, en Valparaíso.
12 Stella
Díaz Varín, Los dones previsibles, poema IV, sexto verso y final.
2 comentarios:
Reyna...tienes mucha razón (según mi parecer ) en cuanto a la palabra de Rosa. Fue tal como lo describo y más.
Aquí, en este espacio, cumplimos con dar a conocer lo ocurrido y agradecemos en toda su valía los comentarios de quienes responden la invitación a compartir. Gracias, de veras, por tus palabras, tu tiempo, y la generosidad que siempre demuestras en todos lados.
Escucho las palabras de la calle y veo la violencia y el dolor repartido en sus caras, y escribo. Luego me presento en un escenario para derramar el pulso de la tragedia. Rosa Emilia del Pilar Alcayaga Toro.
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