4 de abril de 2012

COMENTARIO / Mario Cáceres Contreras

DESILUSIÓN PROFUNDA
Algunos días después  del 25 de marzo (dedicado a la poesía).
       


Imaginé que ese día, la poesía reinaría en las escuelas, bibliotecas, y las plazas en donde los seudo poetas mostrarían sus poemas a los caminantes de la metrópoli o de las pequeñas ciudades de nuestro país. El lema Chile, país de poetas, me pareció falso y una falacia más en el arte de comunicar. Me pregunté ¿qué es poesía? No me atreví a definirla, porque soy un aprendiz de novelista y me considero un pésimo poeta, además que se palpa en el ámbito literario la desconfianza en el poeta narrador.
       
Ejecutando el ejercicio de la memoria, recordé a Alejandro Zambra, quién dice en su columna denominada Poesía, Prosa, Etcétera. “El narrador cuenta historias y el poeta expresa sentimientos. El novelista habla en tercera persona y el poeta en primera. El poeta ríe amargamente o llora alegremente, mientras que el novelista permanece templado y muy de vez en cuando sonríe o tose. El poeta toma vino y el novelista whisky” y cuando dice que el poeta toma vino, encontré a un bebedor consumado y uno de los grandes poetas chilenos, definiendo a la poesía.
     

Tú sabías que la  poesía debe ser usual como el cielo que nos desborda
    que no significa nada si no permite a los hombres acercarse y conocerse.
    La poesía debe ser una moneda cotidiana
   y debe estar sobre todas las mesas
   como el canto de la jarra de vino que ilumina los caminos del domingo.
   Sabías que las ciudades son accidentes que no prevalecerán frente a los árboles
   que la poesía no se pregona en las plazas ni se va a vender a los mercados de moda,
   que no se escribe con saliva, con bencina, con muecas,
   ni el pobre humor de los que quieren llamar la atención
   con bromas de payasos pretenciosos.
   y que de nada sirven
   los grandes discursos tartamudos de los que no tienen nada que decir
   La poesía
   es un respirar en paz
   para que los demás respiren
   un poema
   es un pan fresco
  un cesto de mimbre.
   Un poema
   debe ser leído por amigos desconocidos
   en trenes que siempre se atrasan,
   o bajo los castaños de plazas aldeanas.

  Pocos saben aquí lo que es un poema,
  pocos saben lo que es un poeta
  y cómo debe morir un poeta.

Jorge Teillier
     

Continuando con Alejandro Zambra: “Se le sigue pidiendo al novelista que se limite a contar historias y al poeta que exprese los vericuetos de su interesante personalidad. Lo dice de algún modo, esta graciosa definición de la Rae: Poeta: persona que compone obras poéticas y está dotada de las facultades necesarias para componerlas. En cambio, la definición de novelista, simplemente, persona que escribe novelas, sin apelar a esas misteriosas facultades necesarias. Cualquiera escribe novelas, pero para escribir poesía hace falta ser muy especial”.


 
    
 Mis investigaciones para definir la poesía (escribo novelas policiales) en ardua búsqueda de pistas irrefutables, me llevaron al gran Neruda, y  en "La poesía" nos dice cómo fue tocado por ella.
   

 Y fue a esa edad… Llegó la poesía
     a buscarme. No sé, no sé dónde
    salió, de invierno o río.
    No sé cómo ni cuándo,
    no, no eran voces, no eran
    palabras, ni silencio
    pero desde una calle me llamaba,
    desde las ramas de la noche,
    de pronto entre los otros,
    entre fuegos violentos
   o regresando solo,
   allí estaba sin rostro
   y me tocaba.
      

Y en "Deber del poeta", las exigencias resumidas a los aprendices de poeta
    

 A QUIEN no escucha el mar en este viernes
     por la mañana, a quién adentro de algo,
     casa, oficina, fábrica o mujer,
     o calle, o mina, o seco calabozo;
     a éste yo acudo y sin hablar ni ver
     llego y abro la puerta del encierro.
     así por el destino conducido
     debo sin tregua oír y conservar
     el lamento marino en mi conciencia,
    debo sentir el golpe de agua dura
    y recogerlo en una taza eterna
      

Es por esta razón, que ese día sufrí una desilusión profunda y sometido a la carga de sentimientos culpables sobre mi espalda, ingresé a mi pequeña biblioteca como enajenado en esa calurosa noche de marzo y con voz trémula recité a: Neruda, Gabriela, Rojas, Teillier, Pablo Guiñez, Amanda Espejo, Doris Meza, Mama Icha, Mario Ortiz y alguno de los míos, en homenaje al día de la poesía.
       


Mario Alfredo Cáceres Contreras
   
  
 
 


 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

siempre atenta ala revista soy una manchada cariños y me facina!

Pablo Delgado U. dijo...

Mario, me agradó su crónica que hace referencia al decir de ser poeta o novelista. Creo que siempre hay una mezcla que se multiplica en hilos invisibles y que se tuercen en los nudos del uno y del otro.
He tratado en vano de escribir una cierta poesía, que roce el principio del deshielo o el frenesí purpúreo de lo fecundo. Aun estoy en eso y creo que mi esquelética sombra morirá sin lograrlo. Gracias por su texto.
Pablo Delgado U.