4 de diciembre de 2009

NARRATIVA / Elena de Latorre


EL PAÑUELO BLANCO


Mi madre se muere, venga conmigo, doctor, se lo ruego─ le dijo ella, mientras la lluvia le chorreaba por el cabello perdiéndose por el escote. El vestido y los zapatos de verano estaban ensopados, no obstante su porte era altivo; joven mujer de gran belleza.
El médico la miró con asombro. Hermosa joven con su vestido de percala azul muy pasado de moda y sin nada con que protegerse.
Abrió la puerta de viejo coche indicándole el asiento del copiloto.
─Siéntese, ya me contará lo que le sucede a su madre, pero antes─ Le pasó su pañuelo blanco indicándole: ─Séquese lo que más alcance; con esta lluvia se podría resfriar.
Ella sonrió dándole las gracias.
─¿Desde cuándo está enferma?
─Varios días doctor.
─¿Qué síntomas tiene?
─Dolores, mucha tos, fiebre y está muy pálida─ Agregó.
El resto del viaje lo hicieron en silencio. Corrieron por una estrecha calle de adoquines y fantasmales casas viejas de dos pisos, la mayoría oscuras, cual pasaje al infierno.
─Es aquella, doctor, la que tiene luz en el segundo piso.
Mientras estacionaba ella se bajó para abrir la puerta.
─Suba, doctor, es la primera puerta a la derecha, enseguida voy..., primero me cambiaré ropa, gracias por venir...
Cada peldaño de la crujiente escalera le daba la sensación de que la casa de un momento a otro se vendría abajo. Llegando al piso indicado, empujó la primera puerta de la derecha. En un pequeño lecho yacía una anciana tan blanca como sus sábanas. La iluminaba una vela en una antigua palmatoria de loza.
Lentamente la enferma giró la cabeza hacia el recién llegado observándolo con extrañeza.
─Soy el doctor─ dijo él sacando un estetoscopio. ─ voy a examinarla.
─¿Y cómo supo que estaba enferma, doctor?
Él contemplando el retrato de una hermosa joven que estaba sobre el velador:
─Ella me fue a buscar─ Dijo indicándole la fotografía; llueve mucho, como venía muy mojada, en este momento, se está cambiando ropa.
─¡Imposible, señor! Fue mi única hija, murió hace muchos años en un accidente, llevaba ese mismo vestido de percala azul...
Él terminó de examinarla diciéndole:
─Mañana vendrá una ambulancia para llevarla al hospital.
En medio de la oscuridad iba tanteando la escalera, . Con el corazón acelerado y un sudor frío que le corría por la espalda, bajó con cuidado sujetándose del endeble pasamanos comido por la polilla.
Desde el último peldaño pudo ver, sobre la mesita de arrimo al lado de la puerta de calle, como un bultito aún mojado, su pañuelo blanco.





Elena de Latorre, Concepción - Chile, tiene a su haber una valiosa obra literaria, en la que destacan: Desde la Soledad, 1985. De la sangre a la Luz, 1987. Envejecida y rota la noche avanza,1989. Juegos entre Darío y Leandra, 1990. Pájaros de ceniza,1993. El último invierno de los bastardos, 1997. "Bajo el follaje; relatos campesinos basados en la vida real, premio FAICC. Ilustre Municipalidad de Concepción, 2003. Todo el azul es tuyo, 2008. Un fragmento de Pájaros de ceniza fue traducido al alemán en la Antología "Der Rhythmus des Regens" (El ritmo de la lluvia) Ha sido antologada en México por la revista "Norte" e "Image Craft, en Canadá.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Amanda:
Recibí tu revista y mi cuento. ¡Precioso el grabado con la enferma!, creo que fue una buena elección ese cuento, está dentro de la memoria colectiva de los mitos antiguos.
Gracias, amiga, nos estamos comunicando.


Elena de Latorre

Hugo dijo...

Mi querida amiga Amanda, acabo de volver de Lima en donde estuve en una jornada de trabajo y casi alejado del internet.
Me alegra la difusion que has hecho del cuento de Elena, yo escribi un articulo sobre ella que fue publicado en un diario muy importante del norte peruano y le remití una copia. Es una buena escritora y enviare a mis contactos la direccion de la revista para que lean y comenten.
Un abrazo y te deseos el mayor de los exitos en tu gran labor cultural y de integración.


F. Hugo Noblecilla P.