13 de diciembre de 2008

NARRATIVA / Amanda Espejo





ME DA RISA…




No pasa. No entiendo a la gente ni menos a las de este lugar. En serio, en vez de Quilicura, mejor debería llamarse Quelocura, como lo pintan por ahí.
Anoche, parece que llovieron afiches en mi pobla; luego camino al liceo, me doy cuenta que fue en varias partes; en la plaza, en la biblioteca y en los postes. Y hasta en los pobres árboles que pillaron pajareando.
¡Me da risa! Llaman a concursar con un cuento sobre la familia. Hay un compu de premio y yo… (me da risa), no entiendo a mi familia ni me gustan los cuentos. La verdad es que me apestan los libros y estoy más que chata con los que me obliga a leer la profe de lenguaje.
¿Qué onda? Me da risa. Todavía con el grupo de que “Leer es la base de todo el conocimiento”. ¿Creen que somos tontos?. Todos nosotros sabemos que el conocimiento entero se encuentra en Internet. No hace falta más que un clic. Y ahora que hagamos cuentos? Cuentos hay que inventarle todos los días a los viejos. A mí me salen unos bacanes y así me invento excusas para salir a vacilar con mis amigas, no sé, a cualquier cosa, lo que importa es no estar en la casa. No me gusta mi casa… la pintura de sus paredes se fue saliendo de a poco y ahora está color tristeza.
Relatos familiares. Seguramente, tienen que ser de amor. ¡Me da risa! De esas cuestiones está llena la tele y en el persa hay cerros de CD con historias empalagosas. ¿Para qué voy a escribirla? Además que el amor tampoco se usa mucho en la realidad. Es mucho mejor tirar y si te gusta caleta, y si el mino es un poco rico como para no dejarte mal ( un poco no más), y si te pesca, ahí podís andar, y ojo, que no faltan las agujonas que te quieren poncear al mino. Pero amor-Amor, no sé, cuando era chica a veces ( me da risa), hacía corazones y dibujaba unas tarjetas con dos nombres en el centro, pero era cosa de guagua; pendejadas, porque ahora no creo que sea eso.
El amor… no sé bien cómo es pero, estoy segura que no le gusta el color tristeza.
En mi casa el amor se asfixió hace tiempo, cuando el viejo se perdió una semana entera, y mi vieja lo buscó y lo buscó un mes entero, y no encontró ni sus documentos ni su bolso ni la ropa que guardaba en el segundo cajón de la cómoda.
Me da risa… ella cree que se las sabe todas pero, yo supe antes que ella que él se había perdido, o sea, que quiso perderse.
Es porfiada. Igual lo esperó un año entero y después de eso, clavó el segundo cajón de la cómoda y no dejó que nadie lo ocupara. Me da risa… ¿para qué? Si total hay cuatro cajones: el de ella, el de mi hermano y el mío. El otro, ya no hace falta.
Al amor no le gusta la tristeza. Mi vieja después de eso no volvió a reír y mi casa se destiñó por dentro. Yo también me desteñí un poco (un poquito), por eso trato de estar allí lo menos posible y de amor… no puedo decir que sepa mucho.
Mi vieja a veces nos dice que el amor no nos habla, pero se puede reconocer en los gestos y no sé… si me concentro un poco… A lo mejor tiene que ver con las cosas que se hacen sin protestar, como ella misma que cose y cose sin parar hasta que se dobla sobre la máquina, y como yo, que entonces, me acerco callada y le paso las manos por la espalda y por el cuello y ella a veces me sonríe. No se ríe, pero estira su boca un poquito.
Y yo también: aunque me gusta callejear todo lo que pueda, me las arreglo para ayudar al pobre Bastián con sus tareas todos los días.
Me da risa… mi vieja dice que la mitad de las notas de mi hermano son mías. ¿Y qué del cabro chico? También tiene sus cosas. Desde que se fue el viejo es que duerme abrazado al “duque” y no le importan las pulgas ni el olor del perro en su cama. Mi vieja se enojaba al principio, pero después lo dejó no más, total, el cajón de la cómoda seguía clavado.
¡Si hasta el perro tiene sus gestos de cariño y nos langüetea de lo lindo cuando nos siente llegar!
Capaz que si, que sea cierto lo que dice mi vieja… pero, de una cosa estoy segura: al amor no le gusta el color tristeza. Se arranca de él.
¡Me da …!



Amanda Espejo
Cuento ganador primer lugar concurso Fundación de La Familia 2008.

Fotografía: Escuela Estado de Michigan, quilicura.

5 comentarios:

lichazul dijo...

simplemente FELICITACIONES, claro por el primer lugar...pero más por lo que dice , una realidad palpable y tangible , cruda y común...tan común que no da pa'salir en la tele ni en los diarios ni en la radio.Tantoas casas descoloridad con descoloridos habitantes que se inventan cuentos para pintarrajear su presente.

muakismuakis amanda
me gustó y me llegó como una bofetada cariñosa:-)

Anónimo dijo...

Felicitaciones Amanda, me gustó tu cuento. Buena onda, muy actual. Besos y abrazos,

Medeliz, de maipú.

Unknown dijo...

Amanda: Una pincelada de realidad que solo la puede ver una escritora como tu,¡felicitaciones¡ Me emociona tu forma de transmitir.Nancy Ramirez A.

Anónimo dijo...

Amanda: Cosas que pasan, dicen. Es cotidiano, afirman otros. Lo tenemos por sabido, "va con nosotros", sentencian los brujos. Pero, mejor es decirlo para no olvidar que es pan de todos los días. Felicitaciones amiga. Y los premios suman y siguen, sin parar.
Agustín

Anónimo dijo...

Simplemente genial..gracias por linkearme hasta aquí y poder disfrutar de este blogs tan entretenido. Me gustó mucho el cuento..fui transitando con la protagonista hasta el final..ganó..bien....felicitaciones...Ganó en algo que creía daba risa....cierto?
Antonella Cuevas Zambrano