20 de agosto de 2013

"Me acuerdo..." de Felipe Valdivia







ME ACUERDO...


Me acuerdo de los pies y las manos heladas arrastrándose sobre las tablas de madera que crujían con el frío.

Me acuerdo de mamá gritándome para que me entrara a la casa a comer pan con mantequilla.

Me acuerdo de las arquitecturas fangosas en el patio, el barro húmedo que se pegaba a mis uñas y las hormigas que caminaban sobre los túneles y puentes y me observaban de forma bélica, tratando de defender lo suyo.

Me acuerdo del pollo asado y las papas fritas que sudaban aceite antes que las comiéramos los domingo junto a mi abuelita y de la Coca-Cola que era privilegio de ese día.

Me acuerdo de mi abuelita interpretando a Segovia, sus dedos en cada acorde como patas de insecto sobre un tallo, su guitarra como la figura de una mujer hermosa como ella.

Me acuerdo de los aplausos, de los ramos de flores, de los homenajes a esa concertista clásica, de la Escuela Moderna y sus ricas atenciones a su nieto.

Me acuerdo de mi abuelita dando clases particulares de Bach, Söllscher, Lagoya y Fernández en el pequeño cuartucho y del sol intentando desesperadamente colarse en las persianas.

Me acuerdo de mi hermana encarcelada en el baño, tratando salir desesperada y de la ayuda que no encontré, porque me daban miedo los pasillos vetustos de ese edificio.


Me acuerdo del puré con salchichas y el kétchup reventado encima de las comidas, después de las clases que le daba mi abuelita a mi hermana.

Me acuerdo del Renault gris con alza vidrios eléctricos que estacionábamos en el Parque Bustamante; me creía el más millonario de la cuadra, porque mi papá y mi mamá no tenían auto con vidrios eléctricos.

Me acuerdo a los 10 años apoyado en el pecho de mi madre leyéndome libros.

Me acuerdo de la carta que escribí a mi abuelita el día que murió.

Me acuerdo de las poesías horribles de los 15 años.

Me acuerdo de mi hermana llevándome a la Peluquería Francesa, de mi mamá asustándome con las innumerables advertencias que le hacía a mi hermana, de la micro verde desteñida que nos dejaba a una cuadra de la casa y de mi miedo a perderme constantemente.

Me acuerdo de mi hermana llevándome a las concentraciones en contra de la derecha en el Parque Forestal, de las banderitas socialistas y comunistas y de su amiga de la universidad que era como un amor platónico para mí.

Me acuerdo de mi hermana saliendo del colegio llorando desconsolada porque mi abuelita murió.

Me acuerdo de mi primer cuento, de los libros que devoré ese verano, de las historias que empezaron a florecer tan prontamente.

Me acuerdo de las ganas de publicar, de los cuentos horribles que escribí, de lo enojado que estaba con la literatura, de las semanas enteras que me pasaba en la radio.

Me acuerdo del cuento que escribí después de 2 años, de lo mucho que gustó, de mis ganas de volver a abrazar a la literatura.

Me acuerdo de cuando me independicé, de mi abuelita, de su cuarto con persianas que mandé a sacar, de la música flotando todavía en ese cuarto.

Me acuerdo cuando empecé a instalar la biblioteca en ese cuartucho, del primer cuento que escribí allí escuchando a Segovia, a Bach, a Söllscher, a Lagoya y a Fernández.

Me acuerdo de lo feliz que estaba de comprar un departamento en el mismo edificio en el que cuando era niño sentía miedo por sus vetustos pasillos.

Me acuerdo de mi abuelita cada vez que veo a mi madre.

 *****


Felipe Valdivia (Santiago, Chile, 1985).

Periodista, Gestor Cultural, autor de “Traducciones de anagramas” (editorial Forja, 2012)
Pertenece a la comunidad virtual Letras Kiltras y forma parte de los más de 4 mil escritores del directorio de la Red Mundial de Escritores en Español, REMES. 
Ha publicado en las prestigiosas publicaciones literarias chilenas Revista Cinosargo, Río Negro, Dos Disparos, Un Cuento al Día y Letra Muerta; en México, en Palabras Diversas y en Argentina Realidades y Ficciones.
1er lugar concurso de cuentos “VitaJoven”, 2004; finalista en la IV Edición Premio “Biblioteca Fimba” de Narrativa Breve 2011 (Brasil) y en el concurso de cuentos Bicicultura 2010 (Chile).
Ha colaborado con críticas literarias en el portal dedicado a la promoción de literatura infantil y adolescente Espacio Creamundo (Chile), con críticas de cine en la revista Cinefilia, columnista de la revista de arte y cultura El Síndrome de Stendhal y administra el blog http://felipevaldiviamedina.blogspot.com.
 




1 comentario:

Olga Sotomayor Sánchez dijo...

Me encanta el ejercicio inspirado en Georges Perec. Yo también tengo uno. Gracias por compartirlo y mostrarlo