Sólo la poesía me mantiene en pie, afirma Santiago Olmos Calvo y, tanto es así que, reconociendo la vida como lujuriosamente hermosa, sostiene que no podría vivir sin ella: poesía como eje de sustentación en un mundo en el que los poetas somos los magos del universo, señala el autor de VERTEDERO. Acaso mago porque amén de su fortaleza, igualmente feble. Su afirmación rememora lo que escribe Octavio Paz en su libro El arco y la lira cuando afirma que “la operación poética no es diversa del conjuro, el hechizo y otros procedimientos de la magia”. ¿Será que con la palabra busca conjurar los males del universo o busca golpear la insensatez? ¿O trata de encontrar aquel refugio identificado como el regazo de la madre que confiesa le fue arrebatado? ¿Dónde están las respuestas?
El vate tiene la palabra.
(Parte de la presentación escrita por Rosa Alcayaga Toro).
A continuación, algunos de los poemas de Santiago que no llevan título.
Cada cual es una unidad en si y, al mismo tiempo,
mantienen un tono acorde con la secuencia de lectura.
Si se prefiere, tómese por título el primer verso de cada poema.
mi ciudad se tropieza
sus calles juegan sucio
oculta los caminos
mi ciudad está ciega
***
la bencina raya paredes
exigiendo más peatones
el pan protesta en las panaderías
se desmigaja en huelga de hambre
perros que ya no ladran
muerden su vergüenza
***
la mudez azotada contra un grito
desata el trueno
el trueno queda mudo
azotado contra la vida
***
el grito negro
de un arco iris
amenaza al espanto
de vivir
***
en estado penoso yace el día
hierve su llanto
en la hoguera sin nombre
***
bestias sin corral ni amo
pastando estiércol
***
nada germina
todo se hunde
con ese Dios vacío
***
girasoles tristes
buscan refugio
en la trinchera
alta del mar
vislumbran los contornos
del paisaje
persiguen blancos robles
en agostos desnudos
dando saltos
para no caer
en los rojos de la ruleta
***
garrapatas amarillas
succionan las esquinas
y convierten luces
en velas miserables
***
sumergido al sur de la bruma
tu vientre de amapola me sostiene
a la intemperie de una fogata
afirmado en el tórrido sudor
un pez se mueve en la gota
alegre de una roca
el tren de labios descalzos
descarrila en descampado
desnudos los pasajeros
se asfixian en la artesa
granate de tu jaula
***
sigo recostado en la ausencia
en el follaje gris de ese algo
en las bibliotecas agoniza la tinta
en La nona se refugia el asco
afuera la nada sube al bus
de regreso a su niñez
***
quema el bonzo
hasta su sombra
cae
herido
arrastra al roble
en su torrente
el rojo follaje de las hojas
se pierde río abajo
en algún recodo
se detiene
atascado
por el llanto de una roca
trémulo
fluye el cauce
por la cintura desbocada del desierto
los peces
en su traje de agua
no soportan sórdida marejada
y vuelan a esconderse
en la copa del cielo
***
...y mi sangre
volverá a ser roja
Santiago Olmos
4 comentarios:
se agradece estas publciaciones que nos deleite con tanta beuna informacion y poetas .. cariñso me facina!!
Buena Revista..Buena poesía urbana, que refleja y describe bien la época , sin embargo deja un esperanzador mensaje al final.
Agradezco a Revista La Mancha y a su editora y poeta Amanda Espejola Publicación de mi libro Vertedero. También doy gracias a Denny Zu y a America Comparini por sus comentarios.
saludos y felicitaciones
SANTIAGO OLMOS CALVO
Santiago las cagaste. tu poesía es alucinante. Ojalá puedas llegar al público y hacerte conocido por lo que escribes. Me pareció filete del mejor corte. Sorry por el lenguaje coloquial, pero es que te conozco. Grande... te pasate.!!
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