6 de noviembre de 2010

COMENTARIO / Mario Cáceres "Baruc".

                                                              
 PALABRAS


El escritor o el poeta siempre están escribiendo. Desea hablar y transmitir de la vida y en eso consiste la realidad de convertirse en escritor. …Y para ello hurga en la caja negra buscando las palabras para representar algo que se encuentra oculto a la evidencia sensible. Ordenar en un texto el torrente de palabras que pululan, atacan, a veces como peces abisales atrayendo con su luz, otras que se esconden por momentos en las profundidades del olvido. Casi siempre se termina oyendo voces. Lo cual lo asemeja a un demente. Buscar y encontrar palabras de amor, odio, belleza, fealdad, limpias, sucias. ¡Las difíciles e incontrolables palabras! En esa búsqueda a veces jugamos y nos comportamos como niños. Martin Amis en su hermoso libro autobiográfico, dice “El escritor es un ser que jamás llega a hacerse adulto”. Saramago en su libro Caín se refiere en forma notable a los vocablos. “Como todo, las palabras tienen su qué, sus cómos, sus porqués. Algunas solemnes nos interpelan con aire pomposo, dándose importancia, como si estuvieran destinadas a grandes cosas y, ya se verá más tarde, no son más que una brisa leve que no conseguirán mover las aspas de un molino, otras de las más comunes, habituales, de las de todos los días, acaban teniendo consecuencias que nadie se atreve a pronosticar, no habían nacido para eso y, sin embargo sacudieron al mundo. Y con las palabras historias que están por contar, vidas de vagabundos, forajidos, hombres de bien, en líneas generales son personas de pocas palabras. Cada uno de ellos son historias que están por contar”.
A veces el miedo sube a tus espaldas al ponerte a escribir y no puedes encontrar al demonio que esconde las palabras. Eso es lo que aterra. Que la loca de la casa – la imaginación - esté dormida, emprendió viaje, de mal genio y no quiere sacarte a bailar jazz. De pronto estas perdido en el desierto de la escritura, sin conseguir siquiera un pequeño guiño, una deslavada sonrisita. Sólo consigues textos desagradables, compuestos de palabras malas. Entonces todo nuestro posible talento, pequeño o mediano se hace mierda…, lo que escribimos se convierte en basura. Entonces, entonces odiamos a las palabras. Rosa Montero, dice: “Una idea escrita es una idea herida y esclavizada a una cierta forma material; por eso da tanto miedo sentarse a trabajar, porque es algo de algún modo irreversible”.
Pero es la palabra la que nos hace humanos Y debemos respetar, a lo mejor adorar – en buen sentido - a la palabra. Un proverbio árabe, dice “La palabra es hálito, el hálito es respiración y la respiración es vida” En la palabra hay un “alma” y el conjunto de palabras representa un conjunto de “almas” que salen de una persona, un escritor o un poeta hacia los demás. La importancia del buen lenguaje, el relato oral, la poesía, los cuentos, las leyes no escritas de generación en generación son una herencia palpitante, una herencia en movimiento.



Mario Alfredo Cáceres Contreras
"Baruc"

Octubre 2010

4 comentarios:

hemany dijo...

La palabra es hálito, el hálito es respiración y la respiración es vida.
Que forma mas gráfica de expresar el sentimiento que nos une a quienes sentimos la palabra como como al aire que respiramos.
Muy buen planteamiento del señor Mario Cáceres¡

Anónimo dijo...

Gracias Amanda. Un pequeño aporte para Manchados y de nuevo muchas felicitaciones por la muestras literarias sin egoismo, para los Machados solo importa elarte y la belleza de la palabra.

Mario Cáceres Contreras
Baruc

Lila dijo...

Me sumo a las felicitaciones para don Mario Cáceres.

Y un abrazo también.

Anónimo dijo...

Gracias, Mario, por estas palabras tan certeras acerca de la literatura, de la belleza, de la angustia, de la necesidad de escribir y de todo el procesdo creativo que conlleva el mundo interior de cada uno.

He encontrado tu blog y es muy interesante, es entrañable.

Un verdadero placer.
Un abrazo.