UN YO QUE NO SOY YO
HABLÁNDOLE A TERESA WILMS MONTT
SIN QUE ÉSTA LOGRE ESCUCHARME
O QUE DESCARO EL MÍO.
HABLÁNDOLE A TERESA WILMS MONTT
SIN QUE ÉSTA LOGRE ESCUCHARME
O QUE DESCARO EL MÍO.
Ay Teresita, que linda eras cuando te llegó la muerte ni muy avanzado el siglo XX. Y lo menciono porque, si ignorara ese antecedente, para muchos sería como si nunca hubiese hablado de ti, Teresita. Y tan cuica que eras, que no puedo dejar de mencionarlo por la misma razón que no dejo de mencionar que eras tan linda. Y lo peor es que no te dejaron disfrutarlo del todo, aunque, claro, algún provecho le tenías que sacar.
Es que tal vez, si no hubieses sido tan linda, ni tan cuica, nunca, nunca habrías sido escritora y no serías la osamenta estelar que eres hoy, porque, si hubieses sido pobre, nadie se habría interesado en retenerte y encerrarte. Menos aún si hubieses sido fea. ¿Te puedes imaginar tú misma cómo habría sido todo si hubieses sido fea? Que escriba no más, habrían dicho, si es tan fea y tan pobre, de algo que sirva este esperpento.
Pero fuiste la más linda en Viña del Mar y luego en Iquique y en buenos Aires, igual. Y tal vez hoy también lo serías y te invitarían a los estelares para hablar de cómo Huidobro te ayudó a huir del encierro del celoso de tu marido, un Balmaceda. Y con tanto apellido tan rimbombante de por medio, de seguro sería un cahuín bien fino y tu obra seguiría sin ser leída y volverías a decir " en la cabeza de la nada se ha suicidado una idea". Es que, cómo te lo digo Teresita, si ya nadie lee tu obra, que es tan difícil de encontrar, en cambio, tu biografía está en tantos veladores y los pasajes de tu vida los dejan a todos tan conformes, que ya da lo mismo lo que escribiste. Ya me imagino, este es un diálogo tipo: ¿Has leído algo de Teresa Wilms Montt?, dirá uno. No, nada, ¿pero, supiste que su marido la encerró en un convento cuando descubrió las cartas que se escribía con su propio primo y que después, Huidobro la ayudó a escapar a buenos Aires?, dirá otro. No, pero con el que se escribía no era con su primo, era con el primo de su esposo, agregará un tercero. ¿Y no era con Huidobro entonces, el romance?, se preguntará el primero. Y luego, hablarán de lo que pasó en Nueva York, Madrid y París, porque alguien como tú pudo conocer todas esas ciudades. Y claro, tus hijas también saldrán al baile.
Si hubieses nacido en otro país ya te habrían hecho una película ¿te imaginas?, con Gwyneth Paltrow o Nicole Kidman haciendo de Teresa. Y la película de seguro terminaría y empezaría con el mismo día, el 22 de diciembre de 1921, cuando te tomaste tantas pastillas que agonizaste hasta la víspera de Navidad de ese año. Es que esas películas son tan predecibles, que uno sabe que van a partir con el suicidio, porque ¿sabes?, nos gusta tu tragedia, nos llama la atención, esa atención que aún no le ponemos a tu obra, Teresita. Ah, y si no hubieses sido tan linda y tan cuica, tampoco habría historia.Está claro que fuiste una mujer valiente. No muchas hacían lo que tú, cuando el siglo XX recién comenzaba, pero, eso no te hace mejor ni peor. No es tu valor ni tus méritos lo que se pone en duda, es otra tonterita, esa de creer que tenías capa y súper poderes y que nadie se canse de repetir que eras tan linda. La Mistral era tan fea, pero todos se saben sus poemas. Quizás Teresita, debiste haber sido un poco más fea para no ser tan desgraciada. Ahora todo sería distinto y no te recordaríamos como una especie de roquera, porque así te ven muchos ahora, como una roquera. Si, los siúticos te deben ver así. Y nosotros no somos menos siúticos por estar diciendo todo esto, después de todo, tampoco hemos leído tu obra.
Es que tal vez, si no hubieses sido tan linda, ni tan cuica, nunca, nunca habrías sido escritora y no serías la osamenta estelar que eres hoy, porque, si hubieses sido pobre, nadie se habría interesado en retenerte y encerrarte. Menos aún si hubieses sido fea. ¿Te puedes imaginar tú misma cómo habría sido todo si hubieses sido fea? Que escriba no más, habrían dicho, si es tan fea y tan pobre, de algo que sirva este esperpento.
Pero fuiste la más linda en Viña del Mar y luego en Iquique y en buenos Aires, igual. Y tal vez hoy también lo serías y te invitarían a los estelares para hablar de cómo Huidobro te ayudó a huir del encierro del celoso de tu marido, un Balmaceda. Y con tanto apellido tan rimbombante de por medio, de seguro sería un cahuín bien fino y tu obra seguiría sin ser leída y volverías a decir " en la cabeza de la nada se ha suicidado una idea". Es que, cómo te lo digo Teresita, si ya nadie lee tu obra, que es tan difícil de encontrar, en cambio, tu biografía está en tantos veladores y los pasajes de tu vida los dejan a todos tan conformes, que ya da lo mismo lo que escribiste. Ya me imagino, este es un diálogo tipo: ¿Has leído algo de Teresa Wilms Montt?, dirá uno. No, nada, ¿pero, supiste que su marido la encerró en un convento cuando descubrió las cartas que se escribía con su propio primo y que después, Huidobro la ayudó a escapar a buenos Aires?, dirá otro. No, pero con el que se escribía no era con su primo, era con el primo de su esposo, agregará un tercero. ¿Y no era con Huidobro entonces, el romance?, se preguntará el primero. Y luego, hablarán de lo que pasó en Nueva York, Madrid y París, porque alguien como tú pudo conocer todas esas ciudades. Y claro, tus hijas también saldrán al baile.
Si hubieses nacido en otro país ya te habrían hecho una película ¿te imaginas?, con Gwyneth Paltrow o Nicole Kidman haciendo de Teresa. Y la película de seguro terminaría y empezaría con el mismo día, el 22 de diciembre de 1921, cuando te tomaste tantas pastillas que agonizaste hasta la víspera de Navidad de ese año. Es que esas películas son tan predecibles, que uno sabe que van a partir con el suicidio, porque ¿sabes?, nos gusta tu tragedia, nos llama la atención, esa atención que aún no le ponemos a tu obra, Teresita. Ah, y si no hubieses sido tan linda y tan cuica, tampoco habría historia.Está claro que fuiste una mujer valiente. No muchas hacían lo que tú, cuando el siglo XX recién comenzaba, pero, eso no te hace mejor ni peor. No es tu valor ni tus méritos lo que se pone en duda, es otra tonterita, esa de creer que tenías capa y súper poderes y que nadie se canse de repetir que eras tan linda. La Mistral era tan fea, pero todos se saben sus poemas. Quizás Teresita, debiste haber sido un poco más fea para no ser tan desgraciada. Ahora todo sería distinto y no te recordaríamos como una especie de roquera, porque así te ven muchos ahora, como una roquera. Si, los siúticos te deben ver así. Y nosotros no somos menos siúticos por estar diciendo todo esto, después de todo, tampoco hemos leído tu obra.
Federico Zurita Hech
Publicado en La Mancha número seis.
1 comentario:
Es un buen comentario el suyo. A nosotros también nos interesa ahondar la obra poética de Teresa Wilms, no quedarnos en los estereotipos fáciles. En nuestra página hemos iniciado una refelxión sobre la obra poética de la autora, dejando de lado lo archirepetido sobre ella.Nos agradaría leer su opinión.
dirección página web : http://www.palimpsesto.cl/
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