HECHOS…
¿Viste cómo sin ser Dios puedo hacer salir la luna?
¿Viste cómo volaban las puertas de piedra,
los arcos, los dinteles,
el alfeizar de tu ventana de mármol?
Toneladas de material sólido, hierro forjado,
bloques de granito labrado a rayo, dibujado a láser.
Y todo para ti.
Para nosotros.
Para construir nuestro palacio
que ha de prevalecer eones de milenios.
Me miraste asombrada cuando corrí la nube
que tapaba nuestros rayos de sol.
¿Y el saludo de las plantas?
Su venia vegetal,
su bienvenida de ramas extendidas
ofreciéndonos sus frutos.
No acababas de sorprenderte y me dijiste:
¿Y todo esto Hallan, querido… por qué, cómo?
Por ti… no más.
Te repetía “por ti”,
y recostándome en tu pecho, me dormí.
Me quedé como transparente veinte mil años,
y hoy al despertar, veo que no estás…
se han apropiado de todo.
Tu belleza derramada en todas partes
y yo, solo… pero, te inventaré.
Voy a eliminar los hombres sin matarlos:
los disolveré en el éter de la gracia repartida.
Tomaré mis bienes y tendré noche de bodas
y después,
recostándome en tus brazos, velaré,
jugando a ser cada uno de quienes me deshice…
Claro que… eso sí:
Los he de fusionar en el nombre
del Yan que tú me diste.
¿Viste cómo volaban las puertas de piedra,
los arcos, los dinteles,
el alfeizar de tu ventana de mármol?
Toneladas de material sólido, hierro forjado,
bloques de granito labrado a rayo, dibujado a láser.
Y todo para ti.
Para nosotros.
Para construir nuestro palacio
que ha de prevalecer eones de milenios.
Me miraste asombrada cuando corrí la nube
que tapaba nuestros rayos de sol.
¿Y el saludo de las plantas?
Su venia vegetal,
su bienvenida de ramas extendidas
ofreciéndonos sus frutos.
No acababas de sorprenderte y me dijiste:
¿Y todo esto Hallan, querido… por qué, cómo?
Por ti… no más.
Te repetía “por ti”,
y recostándome en tu pecho, me dormí.
Me quedé como transparente veinte mil años,
y hoy al despertar, veo que no estás…
se han apropiado de todo.
Tu belleza derramada en todas partes
y yo, solo… pero, te inventaré.
Voy a eliminar los hombres sin matarlos:
los disolveré en el éter de la gracia repartida.
Tomaré mis bienes y tendré noche de bodas
y después,
recostándome en tus brazos, velaré,
jugando a ser cada uno de quienes me deshice…
Claro que… eso sí:
Los he de fusionar en el nombre
del Yan que tú me diste.
Hallan Andes
Publicado en La Mancha número siete.
Ilustración: Alejandro Santos Chávez.
1 comentario:
Amanda:
Gracias por incorporar poesia mia en revista La Mancha y por ser mi amig del Alma... tu manera de ser conmigo es mara villosa y nunca dejes de quererme como lo haces . ¡que bueno que nunca quisiste ser otra cosa que amiga... tengo la seguridad de que no te perderé...! estuve tan contento en tu casa el poco rato antes de que me echaras( Ja, ja,ja) que me vine feliz de haber almorzado contigo, que me hayas regalado esa carpeta y me hayas mostrado tus creaciones.Es cierto que a veces me gusta decir sandeces y escandalizar con mi pluma diletante e irreverente pero tu como buen monstruo literato me lo entiendes...sabias que somos como hermanitos espirituales???=??SI ...lo somos. nos parecemos haaarto y es por eso que te quiero tanto, SE FELIZ: UN BESO
Hallan.
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