23 de noviembre de 2015

NARRATIVA / Mario Cáceres Contreras.


 
 
LAS HORAS DE LA NOCHE

Todas las noches, en sus horas amargas, me arranco el corazón. Pero cuando amanece y los fantasmas oscuros mueren con la luz, este regresa a su sitio y palpita de nuevo. Aunque sufre, porque inevitablemente vendrán de nuevo las terribles horas de la noche.

Menos aterrador, también el día trae sus temores cuando nos muestra la verdad: la tragedia de la vida.

En la casa de reposo Santa Rosa, los desesperados como yo me hacen sonreír. Carlos, un hombre calvo como bola de billar, de baja estatura -que está convencido que soy su profesor- todas las mañanas se acerca con un destartalado Silabario Matte*, (o silabario del Ojo), y me recita: “Qué linda en la rama/ la fruta se ve/ si lanzo una piedra/ tendrá que caer”*. 


Siempre se equivoca en estos versos: “Mis buenos maestros/ dirían tal vez / qué niño tan malo/ no jueguen con él”. Me dice que él no es “un niño tan malo” y entonces… ¿por qué no juegan con él?

Y está ese otro, larguirucho, que es ver al Quijote. Un anciano cura jesuita que ha perdido la fé. La extravió al momento de descubrir que los mandamientos fueron escritos mucho antes por los egipcios, en el Libro de los Muertos.

También está mi buen Pedro, quien odia a los pájaros y se disfraza con un sombrero alón y paja seca -con la que cubre sus manos y pies-, se ubica estático en el medio del patio y se convierte en el espantapájaros del lugar. Permanece horas en esa posición, hasta que el cansancio le desvanece.

Y aquél otro loco que canta mientras todos los demas habitantes de la casa le acompañan con el bam, bam, bam, premunidos de jarros, palos y bastones. Y entona: 


“Quiero una ramera gorda, bam, bam, bam

Que caliente mi cuerpecito, bam, bam, bam

Una ramera joven, bam, bam, bam

Que baile desnuda en mi cama, bam, bam, bam

Y otra ramera chiquita, bam, bam, bam

Que bese mi ombliguito, bam, bam, bam”



 Y así, una y otra vez.

Esto no está en mi personalidad algo desquiciada, ¡no! El cantito se repite hasta que aparecen dos hombrones de blanco que me ponen una camisa de fuerza y una inyección en el trasero hasta que al fin, duermo. Duermo con miedo, no dejo de sentirlo, pero aunque sea de esta forma, duermo algunas horas, porque luego llegarán las horas de la noche, esas horas en que las imágenes del recuerdo regresan y yo me arranco el corazón. Mis errores, mis pecados, aquellos a quien ofendí o dañe, me indican con el dedo, como fantasmas en pena, y en medio de todo está ella, mi amor, que se desvanece ante mis ojos. Ella, a quién más le fallé en mi vida, es solo una sombra perdida en el espacio.

Ruedan por mis mejillas lágrimas de desamor.

 ¡Oh, mi Dios! ¿Por qué en la vejez las horas de la noche se hacen eternas? Amada, si vinieras a visitarme, la letra del tango aquél: “Un beso tuyo cura todo, todo, todo”, espantaría las terribles horas de la noche y no me arrancaría como ahora, desesperado, el corazón.



                                  Mario Cáceres Contreras



*1) Silabario del Ojo, (también llamado Silabario Matte) fue creado por el educador chileno Claudio Matte en 1884 y publicado en la ciudad de Leipzig en Alemania. El método didáctico que utiliza es fonético-analítico-sintético. El nombre real del texto era "Nuevo método para la enseñanza simultánea de la lectura i escritura".



*2)POEMA: La Tentación, de J.A. Márquez (colombiano).

 

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