1 de abril de 2015

NARRATIVA / NO TENGO MIEDO, de Mario Cáceres







NO TENGO MIEDO


Cumplió el contrato a cabalidad, aquel dicho en el altar: “Hasta que la muerte los separe”.  Nuestro matrimonio duró más de cuatro décadas y fue interrumpido, por supuesto, por el corazón, ese músculo traicionero.

Ha transcurrido un año de su deceso y he querido estar con ella una vez más, todo el día.  Con los recuerdos, pronunciando su nombre y fecha de muerte escritos en el mármol. Una mujer ejemplar y no quiero nombrar todas sus cualidades.

El camposanto empieza a quedar solo y en uno de esos actos en que la mente no razona, decidí pasar la noche con ella. Me escondí entre las tumbas. No tenía miedo. El miedo -decía mi abuelo- es un fantasma que se ríe de tu cobardía.

La luna llena alumbró la noche. No era esa luna que atrae a los enamorados, sino, una luna semirojiza que llama al aullido de los lobos y excita al insolente mar del sur, a que levante esas agresivas olas contra la playa. Una lechuza ratonera se dedicó a observarme y de vez en cuando giraba su cabeza, como la niña endemoniada en El Exorcista, mientras las ratas al descubrir su presencia intentan escapar, simulando son pajarillos nocturnos.
No tengo miedo. Cuando se envejece los temores se disipan y solo queda la gran espera.  Dormité por algunas horas abrazado a su cripta. Llegó la hora del conticinio, la hora en que circula libremente el espanto y la imaginación hace su trabajo con las herramientas del terror. Dicen, cuentan, que a esa hora los fantasmas, los espíritus, los vampiros, las gárgolas, despiertan para acechar.

De pronto… un ruido macabro dominó la oscuridad y lamentos suplicantes se oyeron desde el interior de las bóvedas. Intenté huir y solo atiné a caminar algunos pasos. Desde los sepulcros emergieron espíritus que con alargada uña de un dedo índice sin carne, borraron sus nombres y fechas registradas en las lápidas. Un ruido demoníaco de borrar y escribir, borrar y escribir sobre el cemento. Esos lamentos suplicantes me tenían paralizado. Una mano de hielo recorrió la espalda, pero no tengo miedo y me acerque a mirar qué escribían. La uña grababa con el horrendo ruido su mayor pecado. Borraban y volvían a escribirlo entre alaridos dolorosos.

          Volví a la tumba de mi amada. Seguro que su espíritu descansaría en paz.
Allí, estaba cubierta por un manto negro y su dedo sin carne borrando y escribiendo la mayor de sus faltas, capaz de condenar su alma. Caí de rodillas y pedí perdón hasta que una nube cubrió el camposanto como en un abrazo. El ángel de la misericordia retornó a sus nichos a los desdichados. La luz comenzaba a imponer el orden. Dios siempre triunfa sobre las tinieblas (No olvido que antes de la creación reinaba un caos primordial, amorfo, vacío y oscuro).

No tengo miedo, porque conocí al fantasma que se ríe de mi cobardía. Ese fantasma no solo habita la oscuridad: también desde el alba hasta el oscurecer, en el ámbito sin luz del alma o de la mente.  Estuvo y estará presente ese día en que cometí o cometeré mi mayor pecado. Lo borraré y escribiré una y otra vez entre mis lamentos sobre la loza de cemento en que escribirán mi nombre y fecha de muerte.




Mario Alfredo Cáceres Contreras


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Mario Alfredo Cáceres Contreras, ingresa al taller de literatura de la Ilustre Municipalidad de Maipú en el año 1999, de Víctor Vera. Más tarde continúa su aprendizaje en narrativa con Jaime Millas, Marta Blanco y Sergio Rodríguez. Ha obtenido diversos reconocimientos literarios, entre los que se destacan: Primer Premio en Narrativa los años 1999 y 2000 en el Concurso Recordando a Pablo y Gabriela. Mención Honrosa en el Certamen Eusebio Lillo en el 2000. Cuentos en Movimiento, segundo lugar en el 2001 y tercer lugar en el 2005. Segundo lugar en el XIV Concurso Literario Las Condes en el 2011. Fondos de las Artes y Eventos Culturales de la Ilustre Municipalidad de Maipú en el 2006. Finalista en el concurso Santiagoen100palabras en el 2012 (cerca de 60.00partipantes enviaron sus relatos).




Sus cuentos han sido incluidos en las Antologías: La Jaula, La Noche de los Calamares, Palabras en Tránsito, Cuentos en Movimiento (en cinco antologías) Antología Narrativa de Maipú, Antología Santiago en la Memoria, Conversando con Gloria, Libros objetos: Colores Propios y Somos Letras, Revista Cultural Maipú, Revista La Mancha, Gaceta Literaria Puertas Abierta. Artículos, Cuentos y Poemas publicados por Cinosargo, Portal Atina Chile, Bligoo, Revistas literarias La Mancha y Palabras.

Socio Fundador y Primer Presidente del Círculo Literario de Maipú. Asesor cultural del Alcalde Undurraga en Maipú. Autor de la novela policial Payasos de la Muerte (Mago Editores en el 2007). En la actualidad trabaja en su novela autobiográfica. Integra el cuerpo editor de la Revista del Círculo Literario. Taller de Guión Teatral dirigido por Jaime Millas y Narrativa Avanzada dirigido por Lorena Díaz Meza, Taller La Mampara dirigido por poeta María Alicia Pinto. Taller de Cuenta Cuentos dirigido por la actriz Vilma Verdejo. Monitor Literario del Taller Adulto Mayor La Mampara.

Escribe novela policial incentivado por Sergio Rodríguez, Ramón Díaz Eterovic y de ver una entrevista al autor de Mala Onda (Alberto Fuget) Que dice:”Los policías reales no son creíbles”. De esa frase nace el policía de Investigaciones de Chile, Aníbal Anteros, en torno a él, gira la trama de” Payasos de la Muerte” (En centros literarios de Argentina, Uruguay, Perú, Colombia, España) Su segunda novela “Máuser 5 y el asesino de las cintas” en espera a publicar.

2 comentarios:

http://www.quilicurapoesia.blogspot.com dijo...

Buen relato , algo así como la intriga del alma.
Me llegó en el momento oportuno.

Mario M C

Anónimo dijo...

Gracias Manchdos. No tengo miedo es producto de un sueño, de una pesadilla y creo que el relato no alcanza ni a la mitad de lo soñado, del suspenso y de la incógnita del pecado de la amada, conozco muy bien cual es el mio , hasta el momento.
Gracias por la publicación.
Mario A Cáceres.