19 de octubre de 2014

POESÍA / Eduardo Embry




CABALLOS DE LA CONQUISTA


Si yo retrocediera mil años,
al caballo de la conquista diría:
mire señor, no venga con payasadas
usted no es un caballo muy simpático
vamos a ver, ya se lo digo,
tiene el pescuezo más largo
que las patas del un camello.

Si yo pudiera retroceder mil años,
mil años se lo diría: no hay caballo andaluz
que sea un caballo bueno,
que levante montañas
como montañas levantan al cielo
el águila o el cóndor;

Si yo retrocediera mil años,
andaría mil millas por secos pedregales,
húmedos pantanos, ríos resonantes,
nieves silenciosas,
en la piedra viva del Inca,
escribiría mil poemas
sobre el crujir de las nubes
que aplastan mi zapatos al andar;
me gustaría recitar mil poemas
al borde de mil precipicios,
poner melodía a mis versos
con el agua sagrada que nace
al pie de las montañas;
Si yo retrocediera mil años,
bebería mil pintas de cerveza
llenas de arena y flores,
debajo de mares y mares de ardientes piedras
quisiera besar y besar
a mil muchachas feas y hermosas.

Ay, caballo de la conquista,
caballo que vuela sobre nubes negras
más bajo de la luna que de la tierra,
no quiero sentir tu risa alocada,
como un tren de carga que pasa,
sobre el cuerpo del ser humano,
bajo el cielo azul de mil otoños,
mil vientos y mil lluvias, y mil cosas más
que por ahora no las digo
para no asustar las orejas
que hay en las paredes.

Ay, caballo de la conquista,
cuando mil veces quedo quieto,
mil veces sin leer la prensa, con mil ojos
que caen al cielo mil veces,
para que el Inca deje de ser el Inca triste,
que sus ojos dejen de ser
los ojos dormidos del Inca;

Si yo pudiera retroceder mil años;
mil veces, señora, por sus bellas piernas,
piernas bellas de todas mis amigas
de orejas mil veces pequeñitas
mil veces grandes;
nariz y boca que matan pajaritos;

Ay, caballo de la conquista,
como un viejo sabio, sonreiré mil veces,
en un amasijo de segunda mano,
dios de piernas cortas que Dios me ha dado,
antes de morir mil veces
de la nada haré una mujer gigante,
una mujer que se desplaza como el pez en el agua
en las peluquerías y salones de bailes,
una montaña de mil pechos llenos de nieve;
es la montaña que al pasar no mira a nadie;
silla de respaldo dorado y sin nadie;
silla silenciosa bajo la luz de la tierra llena;

Ay, qué susto he tenido: un hombre
pegado al caballo; ahí viene, ya se asoma,
viene rompiendo el horizonte;
José Santos Chocano lo está cantado:
son los caballos fuertes de la conquista;
pescuezos finos y ancas relucientes
sus cascos musicales;

Un día de truenos y relámpagos,
un día de gatos y perros cayendo del cielo,
la montaña habló al caballo,
el caballo se bajó del jinete
el cielo disparó contra el mar,
el mar quedó extendido en el mar,
y eso fue así, para siempre.
Un día de truenos y relámpagos,
un día de gatos y perros cayendo del cielo,
el dios del infierno
habló a los dioses de la tierra:
caballeros, dejad los caballos,
los caballos ya son demasiado arcaicos;
un día de truenos y relámpagos,
un día de gatos y perros cayendo del cielo;
un día de dioses incendiándose,
la cabeza del caballo se transformó en cañones,
cañones en las orejas con orugas,
aparecieron en las calles,
las nuevas tanquetas de la conquista.


*****



Eduardo Embry (Valparaíso, 1938). Poeta. Luego del golpe de Estado de 1973, parte exiliado rumbo a Inglaterra. Publicó su primer libro de poemas, titulado “Vigilias”, en 1962. A este libro siguieron: “Los ángeles caídos y otros poemas” (1965), “Piedra y sentimiento de Puerto Claro” (1966), “Poeta en Valparaíso” (1969), “Poder invisible” (1974), “La vaca del señor Don Gato” (1980), “Poesía de amigos” (1983), “Locuras de Tarot” (1985), “Para Santos y Herejes” (1990), “Breviario de la memoria” (1997), “Doble clic” (1999), “Arte de marear” (2010), entre otros.
 Ha publicado sus escritos en importantes revistas europeas: London Magazine, selección del poeta inglés Alan Ross; Index on Censorship; Revista Urogallo, y Atlántica, Cádiz, España; Cultura Nacional; Casa de las Américas; Anales de Gotemburgo; ROCINANTE, Santiago, Chile. Fue invitado especial del 6to. Festival Internacional de Poesía, Caracas, junio y julio, 2009; la Editorial Monte Avila lanzô sus "Manuscritos que con el agua se Borran", en la prestigiosa colecion Altazor de poesía.
Reside en Southampton, Inglaterra. Especialista en los orígenes medievales y renacentista de la poesía hispanoamericana.

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