OBITUARIO Nº 1
Viene a mi nostalgia el silabario
que enseñaste las primeras letras:
mi mamá me mima.
Ahora, mima este corazón latiendo
en el dolor de tu ausencia,
estos ojos siguen buscando caricias
mientras las penas lloran en tu regazo
pobres manos que rompen oscuridades,
buscándote en el silencio de los recuerdos.
Te has ido madre y por momentos
soy un ciego que golpea con los puños
a este mundo y no puedo encontrarme.
He unido pasados, presentes en un instante
para llorarte inolvidable madre.
Susurran imágenes sepias de Abril
se apoderan del espacio que dejaste
junto al bastón que soportó los años
y la cama no se hundirá con tu cuerpo
las pantuflas esperarán pies cansados
de caminar el horizonte, roto por la muerte.
Madre, mima la sal de mi rostro
todas las nostalgias dormidas en la piel
con una sonrisa abandonada
nacida en el crepúsculo de tu senil vida.
Madre, mima este inmenso dolor
que ha subido a mi barca de madera vieja
ella navegará silenciosa en tu búsqueda
en el final de mis días.
Madre, mima este corazón que sufre
porque parte de él ha muerto.
Mario Alfredo Cáceres Contreras (Baruc)