"Valparaíso" , xilografía de Marco Antonio Sepúlveda. |
Crean, nunca vi al gordo y al flaco
oscurecerse por las calles del Puerto.
No es posible que en una nube del tranvía
se esfumaran como si fuese de noche.
No estuvieron conmigo,
me rozaron apenas como fantasmas,
deletreando un tango con voz de Edmundo Rivero.
Como bailando se fueron
escondiéndose jugosos en los pasos del luche.
Si me permiten
nadie supo de ellos por Condell, Pudeto,
subida Ecuador o el Barrio Chino.
No estuve con ellos,
nos despistaron
en el cine de barrio, en la galucha del lunes,
sobre todo en la matinée se fueron.
Oscuros como Laurel & Hardy.
Publicado en La Mancha número 17
Algo sobre los idiomas
Los pormenores y detalles están escuetamente en la salle,
a borde de página, como si fuese un manuscrito o diario de vida
donde penosamente se tuercen abismos que conducen al cielo.
Tachadas o desviadas a propósito sucumben en la porfía
sus otras palabras, las obscenas, las turbias,
las que no tienen más refugio del placer de escucharlas
o balarlas como bestia en su saliva.
Ah!, de que en tu oído estaban en desuso
macerando mansamente,
y me dejabas unas u otras para el festín
su fuese una tarde de esta
a consolar el sol que bajaba de vez en cuando a mi cremallera.
Aquí,
mi rabia de no traducir
con tus otras palabras lo que ataba mis brazos
y bajía en soledad el grito,
mas el paisaje no ocultaba nada.
Ah, malditos! si supieran cuan ruin fui esa tarde,
bajé como imitando un venia
y abracé sus piernas.
Cual herido conduje mis palabras hacia sus palabras
que no fueron otro idioma
mas mi mano era otra palabra y mis dedos otra torcedura
que besó en rezo su plegaria.
De allí seré penitente.
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