TODO PASA
Me muero y me ahogo
a veces,
de ayuno, de agua, de alcohol.
Me muero a veces sin saber
donde va la micro.
Entro en las barberías de Matucana
leyendo publicaciones de bolsillo,
buscando el calor de la mañana
y me muero pensando en tu espalda
desierta y solloza en la humedad.
Y para no pensar en ello
voy a la pensión donde vivo
y busco como coleccionista enloquecido
entre los discos Rca Victor
alguna pista, algún indicio,
una calma incompleta
y el sonido refugiado
de las primeras lluvias.
Entonces, las calles se vuelven espejos
y las casas, luciérnagas de humo.
Y el viento norte estrangula
las horas del cansancio y el tiempo me doblega
y anciano, por las tardes
muero de melancolía.
Me aproximo a la ventana
acaricio mi gato
y entonces...
pasan los basureros,
los policías y los ladrones
y todos sus huesos polvorientos y herrumbrados.
Y sin ninguna explicación
en este lugar se llueven volcanes
y eructos rojos,
pañuelos hondos y blancos de incesto.
Ningún invierno es igual a otro
sin embargo, este tiene un algo...
un aire tibio que me abraza
con sus ojos de bufanda.
Y toda mi vida pasa suspendida y sin gloria
y me muero porque no tengo nada que hacer,
sólo sentir que me muero invicto
entre la estatua morena de tu recuerdo
y el relámpago ciego del mundo.
Manuel Celis
Publicado en La Mancha número cinco.
1 comentario:
Es egunda vez que leo a este poeta y me gusta su onda melancólica.
Es bueno que haya poesía de todo tipo.
Saludos desde San Felipe
Estrella
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