SIN RETORNO
Tomaste el camino del no retorno
sin sobresaltos ni quejidos,
adentrándote en la oscuridad de un bosque deshabitado.
Ahora mis palabras se estrellan en indiferencia,
una pared invisible nos separa
y tu mirada se ha perdido en otro rumbo.
Sin embargo, aunque llore mi alma
te sigo amando,
aún eres la niña de mis ojos
que huérfana viajas entre tinieblas y desvíos.
Por eso estoy aquí a tu lado mostrando los peldaños
de una imprecisa ruta,
guiando tus pasos a través de la tormenta
que día a día agranda su caudal.
Alzheimer se llama el hechicero que enlutó tu destino,
que robó tu atención, tu risa, tus palabras.
No hay consuelo, la lluvia ha comenzado a caer
copiosamente sobre nuestras vidas
y no hay nadie que pueda detener
su paso ensimismado, ajeno a todo ruego.
Te llevo de la mano, la fatiga debilita mi andar,
tengo temor al mañana cuando me falte tu presencia,
cuando te falte mi cariño y quedes como una ciega
debatiendo tus imprecisos pasos sin la luz de mis palabras.
¿Quién sabe?, el destino lo guarda en su libreta de viajes,
¿quién de los dos partirá primero?
Esa es la aflicción que me aqueja.
Mientras pasa el otoño con su corcel de hojas amarillas
y pinte de dorado el horizonte más allá del entendimiento,
Yo te seguiré amando, mi niña querida,
aunque tú ya no lo sospeches
y vivas en la lejanía de los sueños,
y aunque me mires con ojos ausentes
yo te seguiré amando, en esta vida... y en otra...
Marianela Puebla
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