LA NIEBLA
Un viejo post bohemia años
50, que vive en la misma pensión y decía ser pintor, pero hoy no es más
que un parásito de amigos y familiares, y desconocidos: “Es para desconfiar…no
toma… nada… ni un pisquito, ni una cerveza, ni vinito.”
“Qué se puede esperar de un
tipo que bebe café descafeinado, con galletitas de agua, almuerza ensaladas y
va al teatro.” Comenta a sus amigotes otro vecino de la hostería, ex periodista
de “El Clarín”.
“Y ya no fuma. Es para
sospechar de él. Nunca sale de carrete los jueves, menos los viernes.” Un
tercer parrandero habitante de la residencia, cuando trata de sacarle una
cerveza a la dueña del boliche de la esquina.
La cuarentona que hace las
camas en la pensión, quizás algo despechada, a una amiga que preguntó: “Desde
la oficina a su pensión. Soltero el pelotas, soltero, más pobre que una rata y
solo. (Harto güeno questá el mino). Pero ni una mina se le ha visto…nunca.
Pa´ mí que se le queda la patita”
Comentarios de sus compañeros
y compañeras de trabajo, en el banco:
“Es difícil sufrirlo.”
La rubia voluptuosa de la recepción.
“Cambió harto este gueón.” El
cajero viejo de la caja especial nº 8.
Su jefe; ese de
administración: “Esto de todas esas excentricidades es como de hace poco. “
“Por los días de su juventud
bebía ron con coca cola, era adicto a los completos y además tocaba en una
banda de jazz. Dicen.” Comenta la anciana de Personal.
Otro de los cajeros. “El
saxo… lo echó a perder eso medio loco que tiene el jazz”
-()-
¿La verdad?
Fumaba una pipa que olía a
tabaco inglés, a días y noches desolados y a búsqueda.
Buscaba.
Buscaba…algo…exactamente
eso…ese algo que no sabía que podía ser. Un algo que ni siquiera era capaz de
vislumbrar.
Adoraba el blues y las noches
en los boliches de la Alameda
y del centro. Le gustaba, de noche, andar por Irarrázaval y Macul, ir por
un “cubalibre” al club de jazz.
O un café expreso en la plaza
Ñuñoa.
Claro que todo eso era de cuando fue joven.
“viejos blue jeans desteñidos
mis primeros aquellos que logré que un conocido me trajera desde Miami… junté
peso a peso hasta que lograr los suficientes dólares para que mi “amigo” me
comprara esos pantalones de mezclilla “Lee” imposibles de encontrar en Santiago.
Me los ponía con unas botas
Flint de tacones negras y suaves como guantes esas se conseguían por Ahumada,
cerca de la bajada a los pules
camisa blanca o amarilla
dorada de seda muy holgada sin botones y con puños muy largos
en verano un sombrero de paja
o pita y así volvía cada enero a casa todos los veranos eran un pelear constante
con mi padre por mi pinta de marica según él decía
a más de cortarme el pelo a
lo James Dean montaba una Indian negra con cambios de palanca enorme y rugiente
fumaba cigarrillos rubios importados y cargaba en el bolsillo de atrás un
mariposa afilado
los veranos en mi casa la
vieja casa del campo me permitían superar los inviernos de muerte mal vividos
mal comidos en la gran ciudad
mi casa de piedra y madera
oscura perdida en los bosques sureños verdinegros de lluvias y hojas se
reflejaba por las noches con luna en las aguas negras de la laguna
o recogía en las tejuelas la
música del viento que bajaba en torrente de las alturas que nunca perdían por
esos tiempos el blanco de la nieve
nunca pude acostumbrarme
definitivamente a la forma de vivir de los habitantes de la ciudad esa leonera
enorme sucia fétida y oscura
las noches
sobre todo las noches peligrosas amenazantes
solitarias a pesar de los amigos del tabaco los
blues y el ron
a pesar de la vieja Indian
Chief mi negra potente que era la envidia de los que sabían de máquinas y la
admiración de los que nada entendían de motos o de cualquier otro medio propio
de transportarse
o a pesar de las noches por
el Nahuel Jazz o en el Patio Azul
éramos una manada de extraños
animales independientes libres en medio del cemento o del rugir de las calles
de Santiago centauros acero y sangre de un lugar a otro sin rutas tiempos o
espacios
de norte a sur
desde Farellones hasta las
desagradables zonas cercanas a las playas de Santo Domingo o Viña con sus aires
húmedos y mal olientes a mar y a sal pegajosos que se
adhieren a la piel y se quedan por varios días en la ropa en la
boca y en los recuerdos
con esos cuerpos tendidos en
las arena parecen cadáveres a la espera del patólogo o leones de mar en busca
de hembras gritando o bramando sandeces en el borde del abismo marino”
Blues jeans y chaqueta de
cuero negro, y el sombrero de paño oscuro a la espada. En el asiento trasero,
su saxo.
Y bajo la camisa anotada
sobre la piel las direcciones de su búsqueda: “adelante”.
Tabaco, bencina, ron…
“en el muro de la bomba de
bencina un jefe indio ¿Cheyenne? ¿Cheroquois? ¿Moikano? con tocado
de plumas y perfil pétreo…debajo algo escrito en inglés o ¿francés? …
algo así”
Hacia el sur a media noche de
enero, plenilunio y en la cara el viento.
Hacia el sur, enero a media
noche y el motor latiendo al ritmo de la carretera recién pavimentada.
Un largo bramido resucitando
las ventanas de pueblos enredados a los cercos de alambre o clavados a las vías
del ferrocarril.
Un tabletear de motor
caliente rebotando en las arboledas nocturnas y diluyéndose en los trigales
azules de enero.
Huyendo por viñedos y
alamedas el golpear del motor espanta el rocío de los pastales como el lomo de
un perro viejo sacude la lluvia de la noche.
Algo de café caliente al paso
de una ciudad oscura en donde, al borde de los rieles, asoma, en amarillento
reflejo, un boliche…
café
caliente con malicia
- Un poco de ron-
-…No hay por estos lados esas
cosas…aguardiente y café…es lo nuestro…
Y luego solo el bramar de la
máquina por el camino.
Más al sur el bajar hasta el
río allá abajo y luego el largo repecho para escalar el borde sur. La moto
brama de subida y va girando suave y dócil en cada curva.
Arriba ya, y la luz del oriente
se cuela por las hilachas de una niebla rosada y turbia, con olor a humos y a
humanos despertando.
En una hora o algo así dejará
la carretera para virar al oeste, por un camino de ripio y barro, flanqueado
por esas grandes matas grises y de agudas púas.
Es de cuidado ese camino.
Es poco más que una huella,
peligrosa por sus profundos surcos labrados por las ruedas de las carretas que
van y vienen desde los campos hasta el pequeño poblado que se asienta a la
izquierda del río, más allá del puente que cuelga de su maraña de cables
oxidados.
Poco antes de la entrada al
camino, en la carretera aún sin pavimentar, hay una bajada larga, luego un
puente estrecho y la subida…es lo mismo de norte a sur que de sur a norte…es lo
mismo de noche fría o por las mañanas de sol…allí habita la niebla, espesa,
traidora, mortífera.
Pumalal
En esa bruma se ocultan
algunas temibles sorpresas.
Recuerda que hace unos años
atrás, un camión golpeó un toro oculto en la niebla.
Un auto, que venía del sur,
no se percató y entró en la bruma a más de ochenta a la hora y luego un bus,
del norte, que aprovechaba el envión de la bajada, se encontró de frente
con el amasijo de fierros y sangre.
Fueron varios los que ya no
volvieron a sus casas…otros muchos más los que salieron malamente heridos.
Descuidado o perdido en sus
pensamientos, a más de cien entra en el tramo de carretera que aún no está
pavimentado.
Los sacudones lo sacan de su
pensamiento y, conmocionado, conduce con todos sus sentidos puestos en el
camino flanqueado por la enorme mole, sombría, tétrica, de la cantera a su
derecha.
Y el río baja lento,
reflejando la última plata de la luna, a la izquierda.
Baja la velocidad hasta los
cincuenta y el polvo se le adentra por entre las botas y las perneras de los
pantalones. Es una tierra muy fina, fría, algo húmeda, que hiela piernas y
manos, que se adhiere a la cara y al cabello, que ahoga.
Y de pronto…sin aviso…la
bajada y la niebla. Y cruzado en la boca del puente un algo oscuro. Un fantasma
mortífero, y desgarrado. Gimiente.
Aprieta fuerte las piernas.
Pisa el pedal, embraga, pasa
primera y gira forzadamente inclinado hacia la izquierda. La máquina se roncea
levantando grandes cantidades de polvo y gravilla.
Y da varios botes y corvetas
resbalando sobre la grava, lo que hace que su costado izquierdo entre en
contacto con el suelo.
El jinete levanta las piernas
por sobre el sillín y suelta el manillar.
Y salta desde la bestia
herida que sigue resbalando hasta estrellarse contra lo que obstruye el vado
del estero.
“tropieza asustado y da un
bote y me echo sobre los lomos suelto de las crines me dejo resbalar y ruedo
sobre mí mismo giro y giro y casi al borde del quilal me detengo ileso
Perfectamente sano y lúcido ni un rasguño ni una pequeña herida
algo de tierra mojada y la
adrenalina fluyendo por el río de las venas
sólo que he perdido mi tocado
y el mustango patalea mal herido al borde de la niebla”
Entre la niebla, una figura
extraña alza los brazos hacia el sol naciente.
-()-
Un ex prospecto de cuñado:
“Este loco es medio raro. No le hace a los asados. Ni pitea ni toma…está cagao
de la cabeza. Pa´ más remate se acuesta temprano y anda de corbata.”
Un amigo eventual: “no sabe
de fútbol ni de carreras…puro habla de motos y de viajes. Y de indios”
Frans Gris
enero 2012
Frans Gris, Poeta y artista plástico
Experiencia profesional
desde 2000 en adelante dedicado totalmente a las actividades artísticas: Gestión
cultural, asesorías educacionales relacionadas con literatura y pintura,
muestra y ejecución de proyectos tales como creación de talleres literarios,
muestras de pintura y escultura, recitales poéticos y muestras de teatro.
Proyección de artistas jóvenes. Producción de eventos infantiles. Producción de
obras literarias.
Aficiones
relacionadas con las artes literarias: Lectura y estudio de idiomas
latinos y su literatura.
Estudio, traducción al español
moderno y colección de obras poéticas de los siglos IX al XI, llamadas
“Jarchas”.
Estudio de obras de poesía japonesa
del siglo XVIII, denominadas “Haikus”
Fredy R. Guzmán O. (Frans Gris)
degrislaluz.blogspot.comhttp://www.youtube.com/watch?v=2qMbJSEC7N8
2 comentarios:
palabras precisas e imágenes difusas. Felicitaciones al Frans Gris
Saludos.
Atte.
Arjex
No sabes cuanto agradezco la última publicación que has hecho de mi trabajo en tu revista.
Siempre es bienvenido el vernos en las páginas de las publicaciones literarias importantes.
Muchas Gracias amiga...
Un abrazo de Frans.
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