LA OTRA PIEL
Socorro Carranco
Dibujos de Francisco Vargas
Dibujos de Francisco Vargas
A veces, el silencio se hace tan inmenso...
tanto, que me siento llena de palabras para poder respirar.
Patricia Gómez
(Chile).
Desde ahí vengo...
repleta de palabras.
Desde ahí vengo...
colmada de tinieblas
Desde mi sombra revuelta de miedo,
mi otra sombra, sendero repetido.
Miro temerosa el espejo
sitio donde yo sola entro
porque es mi morada
porque soy otro rostro.
Un rostro sin prisa en esconder
tiempo sobre otro tiempo
como la desnudez de mi querer
como mi presencia fiel.
La tarde muere inconclusa
callada entre mis dedos
entre la penumbra espesa
senda furtiva de mis ojos.
Hay días, como este,
no me siento tan mujer
tan lúbrica, tan amante.
No me siento querer.
Quiero y no,
porque me desabasto
porque no hay una lágrima casual
un bien o un mal casi celestial
que cambie mi silencio en grito.
Camino en el borde oscuro
con el día en la mano
día que se cuelga del río
manantial de escarabajos.
El día pinta mis ojeras
recuerda mis horas
vertidas en el desamparo,
tiempo inutil.
Busco el tiempo retornable
donde vuelvan mis vuelos
devuelva mi risa
levante mis cuencas.
Espero se vaya el abandono
venga el otro tiempo fiel
repleto, cálido, soberano,
vieja promesa de mi piel.
Nadie horizontal en mi cama.
Nadie de mirada infinita
se despeña en la noche placenta,
noche terrena de mi mar espuma.
Vengo con aroma de mar desconocido
aroma de un instante fumigado
en busca de mi tacto, mis sentidos
mi árbol de sangre, mis ríos subterráneos.
Con la piel hecha nudo
llena de rencor en mi boca
marchita reseca nebulosa
y una caricia de olvido.
Sin la belleza de ayer.
Sin la culpa saetera.
Sin la magia de tener
el tiempo de la espera.
Mi piel ámbar tiene camino
devuelto a ninguno.
Ausencia nocturna.
Desconoce mi revés
la voz que se apaga
que come la hormiga
que comen los peces.
No sé cuantas veces he muerto
para tener más vidas que me sirvan
para no morder pensamientos futiles
para ser vista, donde me imaginan.
Me miro diferente, sin años
en pijama, moderada, libre
concibiendo buenos versos
en la mortaja de mi nombre.
Nombre que justifique el alucinio
cuando pierdo la paz de la vida
y el temor no me previene
y una boca no mía me detiene.
En la prisa de entrar a mi cama
una piel soberbia de macho
trasciende su olor a madera
pretende quedar en mi pecho.
Se pega en mi piel de mujer
de hembra en brama.
Busca el momento incapaz
de transformar mi cielo.
La otra piel se apropia de mi herida
se inventa descanso ligero
abre su boca de oso, de ropero
traga mi piel acordeón.
Se atropella en mí,
se incendia dentro
quiere ser centinela
quizás, mi soledad.
Toma mi temblor óseo
fatigoso tiempo
donde nace y muere
la dama de la tempestad.
No pregunta, no pacta
trota en la misma dirección
echándome su aliento
sin ninguna razón.
Para suponerme plena distinta
vivo como vive la voz
fascinante, despierta
pilastra de ojos aún vivos.
Me harta fingir voz de camello
caminar en dos, amar en una.
Echar mis brazos en su cuello
hacer olas, dormir sola.
No quiero despertar donde otro cuerpo
duerme junto al mío y no es el amado.
No quiero resucitar gimo encendido
hablar en pretérito mañana.
La otra piel no quiere lo que yo quiero
piensa en otra envoltura
que dure toda la vida pegada en mí
que sea generosa en toda mi anchura.
La otra piel ángel, no tiene nombre
me recuerda un lugar deshabitado
porque me partió en dos un hombre
no tan hombre, que me dejó sin Dios.
El destino inventa hora culpable
sin pintar mi piel enamorada.
Cuelgan mis pies desalentados
como mariposa desahuciada.
Desde ahí termina mi desasosiego
permanece un nombre aparte
sabedor de ningún otro abrigo
que de fe a donde voy finalmente.
LLego por el camino de todos
generosa, perdonando lo infiel
perseguida de los cielos
con la esperanza en mi piel.
Hablo de huesos vírgenes
Hablo del cuerpo abrigo
Hablo clandestinamente
Hablo corazón, contigo.
No es fácil decir abiertamente
lo que llevo en las manos,
descubrir mi vuelo errante,
guardar la sequedad de mis ojos.
En mi regateo con la vida
cambio soledad tan ocurrida
por unos ojos despiertos
y el sonido vitral de una voz.
Me pienso tanto ahora y en mi otra vida
que no necesito mirada mustia
para sentir el dolor seco del río
escuchando inerte, mi lamento loco.
Es cierto, amo lo que no tengo,
me traiciono, pienso cosas
ahuyento otras, mueren conmigo
sin alcanzar a las hormigas.
Un día dije un te quiero
hijo del mejor fracaso
se fue por el lavatorio
lejos de ilusorio paraíso.
Me llevo cosas pérfidas
el equívoco camino.
Cargo búsqueda fatal
quizás, mi único destino.
Soy el universo de mi soledad
trocada en el silencio.
Soy ombligo de calamidades.
Soy así porque no soy otra cosa.
Un destino prefumado a nada
curiosea mi ropa estrafalaria.
Sentado en su propio asiento
me ataja con su piel ajada.
Me detengo, miope, detrás del viejo faro
paradero puntual de un pájaro torpe,
del viento en el río de mis ojos.
Detengo con clavos la mirada
y la mudez amenaza en salir
como mariposa incapaz
de atravesar soles negros.
No estoy pensada,
nadie en su pañuelo me nombra.
Todos esquivan mis pasos
con disimulo me miran.
La nostalgia no sabe si guardo
dias feriados en el pecho,
no sabe si me sueño en desacuerdo,
no sabe si a la muerte sorprendo.
No me acaricio débil
sino adolorida, vacía.
No me temo de día
sino de noche devuelta.
Sólo el silencio.
Nadie más sabe de lo mío.
Nadie más.
Cierro los ojos antes de la hora.
Queda un adiós en la última hora.
Hora en que no soy
que sigo pasos
que no estoy
que escucho a Dios.
La otra piel...
Socorro Carranco
Ediciones y Sistemas Especiales S. A. de C. V.
Tuxtla, Gutierrez, Chiapas.
México
3 comentarios:
Querida hermanita, es una emoción grande encontrarme con tus poemas, con muchos de tus poemas y leerlos con tranquilidad. No sabía de este libro y me alegra poder recurrir a él para estar con tus palabras que es lo mismo que estar contigo.
Abrazo muy grande.
Cecilia
Cierto, Cecilia: la queremos y apreciamos a esta poeta, por ello la seguimos, leemos y valoramos en donde esté!
Gracias por tu visita y comentario.
se leee muy interesante que genial saludos
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