18 de septiembre de 2009
COMENTARIO / Jorge J. Flores Durán
OLOR A BESTIA
Jorge J. Flores Durán
Cuando caminaba por la calle central de mi comuna, en busca de un bus que me extrajera de ahí, sentí un olor a bestia insoportable, efectivamente, por esa calle durante la madrugada han transitado las bestias, la mismas bestias que adornarán las fiestas llamadas patrias. Olor a bestia sentí cuando caminaba por la calle central de mi comuna. Es el arribo del campo a una ciudad encementada, hormigada, a pesar del frío del material llega el olor a bestia, incluso a pesar de sus edificios, llega el olor a bestia, pero no es el campo el que llega, es un simulacro que llega en estas Fiestas Patrias, es la visión de unos ojos sobre nuestra historia e incluso, la reciente afirmación es imprecisa ¿Es nuestra historia, esa la que llega en septiembre?
El olor a bestia que intento describir, sube hacia una medialuna construida en la cresta de un cerro, que está vacía, desolada durante 363 días al año, ¡que tendrá que ver la Luna con estas bestias!, ¿habrá alguna vez llegado una bestia a la Luna? ¿Quién sabe?... Me podría decir un “curadito” a la salida de la medialuna y luego dirá “pase una moneda compadre para comprarme un copete”.
Olor a bestia sentí cuando caminaba por la calle central de mi comuna, es un olor penetrante, aunque uno no respire se cuela de distintas formas, es como un sello, una firma, un membrete, que certifica que existe algo que no está en la ciudad, nos hemos acostumbrado a otros olores, ese que se llama o lo llaman “olor a encierro” ¿En cuántos lugares en el mundo han logrado identificar este olor? No sabría responder, pero ¿qué es un “olor a encierro”? dependerá de quiénes estén encerrados o qué cosa esté encerrada, ¿verdad?, ¿Cómo será ese olor si estuvieran encerradas las bestias? No es necesario que se responda. Muchas veces me he preguntado quién se ha arrancado, ¿el campo o la ciudad? porque una no está en la otra y viceversa. Yo veo en estas fiestas: se trata de decir que el campo debe llegar a la ciudad, llegar como sea, con ese olor a bestia, con sus comidas, con sus bebidas y sus bailes y qué sucedería al revés si la ciudad llegará por tres días al año al campo ¿cuál sería el olor dejado? Cuanta “basura” dejaríamos, cuantas botellas plásticas, cuantos envases, pañales desechables, cuánto combustible, cuánto material en desuso electrónico, es interminable la lista, entonces no hay relación entre el olor a bestia y lo otro.
Me recuerdo que años atrás cerca de la autopista Norte-Sur, unos ingeniosos publicistas instalaron una bestia en un pedestal de más de 40 metros, afortunadamente organizaciones sociales presentaron un recurso de amparo y la bestia fue retirada, esto sin duda dará para escribir muchas cosas cómicas, también creo que en esa oportunidad se hizo, para mí es un forma de tortura, la misma que se ve en los rodeos, quieren un juego de palabras “fue bestial lo que hicieron con una bestia”.
Hablaba al inicio, lo que llega del campo en esta fecha es lo que se ve con unos ojos muy particulares, el ojo del látigo, el de las relaciones feudales entre el patrón y el campesino, la beneficencia, el incentivo al consumo de alcohol desmedido e incluso a cualquier edad, las relaciones misóginas hacia la mujer, en definitiva llega la bestia misma con su misma mierda. ¿Cuántas veces hemos sentido Olor a bestia en nuestra vida cotidiana?, yo pienso que la ciudad trata de escapar del campo, de superarlo, vivir en comunidad es mucho mejor que relacionarse con las bestias, ¿qué pasa con las nuevas bestias surgidas en el seno de la ciudad, las que hacen trabajar a los trabajadores los días domingo hasta las 10 de la noche en un Mall sin ver la luz del día, como en las peores cárceles de la época feudal, ¿podemos distinguir el olor a esa bestia?, cual es el olor del usurero, o al que despide a un trabajador un día antes que deba tomar sus vacaciones. O la explicación será es que todos somos bestias y todos nos cómenos entre nosotros y el que sobrevive es el más fuerte y si fuere así ¿Qué estamos celebrando entonces?.
Cuando caminaba por la calle central de mi comuna, en busca de un bus que me extrajera de ahí, sentí un olor a bestia insoportable. Seré sincero si se trata de traer un trozo de un trozo, porqué nadie ha intentado traer el mar, la luna, el aire, un bosque, una catarata, un precipicio, un susto, un sueño, los labios, el silencio o a su prima la mudez, traer la risa, la cadencia, los desvelos, los minerales, el sol, la arena extendida, son estas cosas parte de estas tierras también, de estos sueños, también son las distintas lenguas que se hablan y se olvidan y que son partes de nosotros. Los que lean esta letra bien podrán dilucidar que tengo “algo” en contra el campo y no es así. Soy poeta y los poetas escriben, es eso lo que hacen, nada más que eso, solamente sentí un olor a bestia cuando caminaba por la calle central de mi comuna y cuando uno siente ese olor no queda otra posibilidad de responder.
16.09.09.
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