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EL NACIMIENTO, de Soledad Espinoza. |
A unos pocos días de Navidad 2010, y por ende, de comenzar un nuevo año, pensamos es momento de plasmar algo más que un saludo navideño en este, nuestro espacio manchado. Ello: saludos, parabienes y buenos deseos son sentimientos expresados por tradición cada año en estas fechas, y están firmes en nuestra voluntad ¡qué duda cabe!, mas...quisiéramos, a la par, referirnos en retrospectiva a parte de lo acontecido este año 2010.
Seguramente, en lo macro, hay consenso en que fue un año que será mejor dejar atrás lo antes posible. Y es que para darle ese tono conjugaron, además de las fuerzas de la naturaleza, el poco cuidado – o respeto - de nosotros, los seres humanos, ante los actos cotidianos. Muchas de las desgracias de la humanidad ocurren por descuido o falta de previsión, como por ejemplo el lamentable incendio en el Penal de San Miguel recientemente ocurrido, y que todos hemos de lamentar como un signo de retroceso en este prometedor camino hacia el desarrollo.
Obviamente, hubieron en el año tragedias que no son posibles de prevenir, como lo ocurrido el 27 de febrero que dejó a más de un tercio del país en el suelo y una cantidad insoslayable de víctimas que lamentar. Pero, si hilamos fino, en todas estos corcoveos de la naturaleza que pudieran parecer “veleidosos”, hay un porcentaje de responsabilidad que también atañe a la sociedad toda y al trato poco amigable que mantiene con su entorno. Parte de lo hablado explica también lo sucedido en la Mina San José, percance que gracias al empeño, coraje y fe de todos los involucrados, unido a una tecnología de punta, se logró superar para alborozo de todo el país y, se puede decir sin miedo a exagerar, del mundo entero.
Contundente en altos y bajos resultó este año que nos deja...(¿o nosotros lo dejamos a él?), y el volumen de aquello también se reflejó en la actividad creativa que nos convoca: la literatura, y es así como podemos concluir que, centrados en el trabajo propio realizado en este lapso de tiempo, podemos , sin rasgo de autocomplacencia, afirmar que fue positivo. Como fundamento de aquello tenemos todo lo avanzado en planificación, difusión, publicaciones, lecturas y ciclos poéticos. En todo lo nombrado mantuvimos un nivel digno, logrado en base a perseverancia, responsabilidad y, sobre todo, pasión por lo que hacemos. Eso, principalmente, es lo que permite obviar los escollos del camino y mirar siempre hacia arriba, al peldaño que sigue, dejando a la vera del camino las pequeñeces que siempre condimentan - ¡en mala hora! - este tipo de actividades. Sin embargo, no debemos olvidar que la meta es
NO PERDER EL NORTE, y teniendo claro el punto a llegar, lo demás se va remontando lento, pero firme.
Como dije al principio y como parte de esta humilde reflexión, es momento de evaluar, de discernir, de comprender, de asimilar, de proyectar y, en sobremanera, de
AGRADECER, tanto por lo bueno como por lo no tanto, pensando que si bien nadie desea etapas negativas en su vida, cuando estas se hacen presentes independiente de nuestros deseos, al costalazo correspondiente sigue, por consecuencia, el ponerse de pie con ímpetu renovado.
Una vez cumplido este simple acto de
COMPARTIR, podemos, con el alma plena, desearles una
FELIZ NAVIDAD con sentido y en familia para todos ustedes, los que comparten día a día este sencillo pero cierto espacio, abierto a todos los que desean “manchar” un poco en base a escritura y fraternidad. Esperemos juntos el año que viene con la creencia firme de que será un año de crecimiento y respeto en todo aspecto para con la vida en todo su amplio significado.
Grupo editor Revista La Mancha
*EL NACIMIENTO "Sucede en el Mapocho, acompañan a la madre, su hijo y José, niños que viven en su rivera. Arriva la ciudad brilla como ignorando lo que sucede abajo. El marco está decorado con adornos navideños, luces, Viejos Pascueros, dorados, plateados. El contraste entre la escencia de la Navidad y toda la parafernalia en lo que se ha tranformado".