RECREACIÓN DEL CUENTO EN QUE UNA NIÑA SE LLAMABA GRETEL
J.Hugo Suárez Domínguez (Q.E.P.D.)
A mi madre.
¿En quién pensar, sino en ella?,
que no sabrá de soledad
ya nunca.
“Cuando salió la luna, se
dispusieron a regresar; pero no encontraron ni una sola miga; se las habían
comido los mil pajarillos que volaban por el bosque. Dijo Hänsel a Gretel:
- Ya daremos con el
camino -pero no lo encontraron.”
Hansel y Gretel.
Hermanos Grimm.
PROYECTO ALLISON
¡Rayos!
Cómo explicar, que una relación entre dos personas es un tema tan importante
como lo es el de la guerra, el hambre y la injusticia humana, para escribir un
libro. Cómo decirles a quienes se acercan a la obra con injusta cautela, que la
soledad, como mal de nuestro tiempo, deviene de ignorar las presencias
cercanas, los sucesos domésticos, las acciones que se dan en nuestro entorno
cotidiano. Y cómo justificar que lo bello no está en lo elaborado, en lo
grandilocuente, sino en la intención amorosa que nos sustenta al convivir con
los seres que nos rodean. Tal vez no sea cosa sencilla, pero podría ayudar un
poco si se explica quién es Allison, y cuáles sus méritos para entrar en los
complejos laberintos de la invención: ella es la ficción más tangible que
existió jamás.
Apareció,
repentina, en un recodo de la vida, como promesa que se enciende. Se instaló,
silenciosa, en el microcosmos que le estaba reservado, y llenó los vacíos que
nunca más estarían desolados. Pero no apareció de golpe; surgió primero como un
rumor de advenimiento, como el anuncio del don que ha de llegar
Entró
por los oídos; y, al cabo de los días era ya una clara evidencia, en asombrosa
actitud de hacerse presente. En el letargo de la gestación, más de una vez se
estremeció con alguna palabra, que, por su tonalidad, supo que era de amor; y
oyó, con categórica certeza, la música que siempre habría de rodearla.
Luego
abrió los ojos, se tomó unos segundos en reconocer las voces, los rostros, la
habitación, el alborozo y los arrullos que a ella no le eran ajenos. Lo demás
fue sólo confirmar lo que sabía.
Allison
es un paradigma de predestinación. Una gracia concedida. Un proyecto que va más
allá de los tiempos y la gentes, una pequeña luz que mantendrá encendidos los
anhelos, por designio divino.
Es
una historia que empieza cada día, en cada sitio; con su voracidad de andar la
vida; con su graciosa audacia de ver al cielo sin caerse; con su generosidad de
gota, cayendo, suavemente, en el gusto de quienes la viven.
EL BÍBLICO SILENCIO
“… y las tinieblas
estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de
las aguas.”
Génesis 1:2
Era una vez un bichito…
No. Ese comienzo no me gusta.
Ensayemos otro…
Ésta es la historia de una niña iluminada...
No. Es más vital decir: de una luz aniñizada…
¡Tampoco!
Doy vuelta a la hoja…
…y va de nuevo.
Tengo que pensar en algo.
Paciencia.
Y va otra vez de nuevo.
Hace tiempo, en un país donde no había princesas encantadas (pero
sí abuelos, tías, vecinos, mamás, amigos… muy encantados), ocurrió un generoso
advenimiento.
Al principio, sólo el silencio bíblico.
Shhhhhttt.
Shhhhhttt.
Shhhhhttt.
Hasta el inefable instante en que… Pum, pum, pum.
¡La creación se hizo estruendo!
Y la vida comenzó su carrera con un afán precipitado de torrente,
cauce adentro del corazón.
Y luego vino la promesa de un poco de sosiego, para empezar a
entender lo acontecido.
…
Así empezaste tú, criatura historia, mito
regocijante.
Pero no todo fue así, tan rápido.
Hubo que esperar, y mandarte señales, como en el cuento de las
migas, para marcar el camino.
Este es el principio.
No te veo. No te presiento.
Y eso es tristeza
prematura.
Dentro de un bíblico
silencio,
apacible, acuoso,
distante como la vastedad
del día,
oscilas,
sin nadie que arrulle tu
primer sueño.
Es un segundo de soledad,
vacío de motivos,
señor del desconcierto,
que llenaré algún día
con mi oasis de luz y de palabras.
Entiendo tu asombro,
la conciencia precaria de
ser, inesperada;
apenas el hálito primario,
en una estación vacía de sucesos.
Reine el silencio
tierra adentro de nosotros;
por la esperanza que duerme
con los zapatos puestos.
Sé que vendrás; que serás todo en la nada, lleno en el vacío,
respuesta ante el agravio del olvido.
Comenzaré a ensayar mis gestos; a moderar mis
brazos y a cultivar mi acento.
Hoy es…
No sé qué fecha; pero tampoco importa.
Te espero.
Reescribiré el cuento de los niños y las migas.
Me pasaré la tarde observando a los pájaros, y algún modo he de encontrar de
anular su villanía.