31 de marzo de 2013

LARGA DISTANCIA / Cuento de Ruth Pérez Aguirre, desde México





EFÍMERA VANIDAD
                               
       Selección de Cuento Breve Contemporáneo. cuentogotasVII
   Editorial aBrace. Uruguay- Brasil 2007

La brisa de la mañana hacía renacer la naturaleza toda. La suavidad de su encanto mecía las plantas incitándolas a desperezarse. Era un arrullo, un canto a la vida. Sus notas penetraron hasta mí provocándome un despertar lento… sereno… lleno de una paz incalculable. El sol parecía llevar con él alguna delicada melodía, de donde brotaban las ganas de vivir.
     Decidí hacer a un lado las sábanas que envolvían mis sueños y nacer entre ese murmullo de la mañana. Bañada por las gotas de rocío de la noche anterior, yo conservaba aún su humedad. Extendí mis brazos, despabilándome, a sabiendas de que el azul del cielo aguardaba con ansias ver el hechizo de mis encantos. Aquella inmensidad de luz y calor comenzaba a alumbrar dándole actividad a cuanto se encontraba bajo sus rayos. “¡Oh, la creación, cuán milagrosa es!”, fue lo primero que mi mente pensó. Comprendí desde ese instante la magnitud de aquel poder. El aire soplaba tenue, casi imperceptible, y con ello contribuía a mecerme mientras terminaba de avivar y secar mi lustrosa corola. De pronto, escuché unos pasos y el inmediato sonido metálico de unas tijeras. ¡Ay! Había sido separada de mi madre y de mis pequeñas hermanas, mis seres más queridos. Sin comprender la razón, fui trasladada al interior de la casa donde todo era seco y sin savia.
     Dentro de un búcaro de cristal, cuyo contenido era sólo un poco de agua, quedé horrorizada al sentir un sabor a medicina que empezaba a correr por mis venas. Comprendí que nunca más podría regresar con mi familia, con los míos, a los cuales debía resignarme a ver a través de una ventana. En medio de mi tristeza me abandoné a la sensualidad del aire que entraba a la estancia. Todo parecía apacible, dulce, como el zurear de las palomas… hasta que, de improviso, sopló una ráfaga que me volteó dejándome de frente a un espejo que no había visto y que estaba pegado a la mesita donde me encontraba. ¡Oh! ¡Oooh! ¡Cuánta belleza! Desde ese instante dejé de admirar los muebles, los adornos, y la calidez de los rayos del sol que, furtivos, entraban a colorear mis mejillas. Al mirarme, comprendí la razón por la cual había sido escogida de entre las demás que todavía dormían con sus corolas cerradas.
    

19 de marzo de 2013

LETRA NUEVA / Casa Quemada, de Francisca Contreras y Yasmín Fauaz







"Casa Quemada es el origen de la mendiga. El acto sublime en el que fuego & poesía se hermanan en lo que a ceniza deviene.

Siendo justa a este siglo en su existencia la casa que se inmola se autoerige desposeída,
deshabitada; deserraiga a su ama y libera a la errante que deambula por las calles.

Desde las cenizas renace la perra suelta y deja como única herencia la ruina latente a su amada ciudad oxidada.

Inauguran el templo-callejón los cantos enardecidos que emergen del asfalto hacia los cuetro puntos cardinales, libres por fin ante el derrumbe de las paredes..

Una vez fuera, hembra & calleja declaman juntas la abolición del retorno & la ceguera".






-Acostumbro hablar-

Yasmín Fauaz 


Acostumbro a hablar en humano,
género ambiguo/HermAfrodita/
nexo con la piedra, nexo con la estrella,
no hay más etiquetas, aunque ud. no me entienda.

Hablo en yos, en ese nosotros perpetuo-anacronismo,
donde nada cambia realmente:
seguimos siendo alimento de codicias.

La divinidad nos ignora,  permite sempiternas las cadenas.
La divinidad indiferente y perdida,
perdida en su propia inmensidad.
¿Qué mundos le ocupan la conciencia?
¿Qué distancia o protocolos nos separan? 

¿Acaso no husmea nuestras obras?
¿Acaso no siente cómo le nacemos?
¿Todo aquello que creamos?
¿Acaso nos espera?
Silencio.
Hasta ahora no hay respuesta.
Y este silencio enloquece nuestros miedos por las noches.
Crispa nervios colmados por la duda.
¿Qué hacer con la impotencia?

Esta tierra la gobierna una vieja espectra
y sus lacayos ciegos que le creen.

Torpes traidores de la vida,
rellenan con pólvora las balas dedicadas a los todos,
las bombas dedicadas a los nadie,
por un puñado de quimeras.

No hay nada que los llene.
Caemos entonces Magdalenas y Sofías,
Esperanzas, Soledades,
como peonas en efecto dominó,
caemos como naipes.


*****

15 de marzo de 2013

INVITACIÓN / Presentación Aurora Boreal N° 17

 
 
Estimados/as:
 
 Tengo el agrado de comunicarles que este jueves 21 de marzo se llevara a cabo la presentación de la revista literaria AURORA BOREAL N°17
 
Este acto se llevará a cabo en el salón consistorial de la Ilustre Municipalidad de San Bernardo, ubicado en:
 
Eyzaguirre 450, a las 19 Hrs.
 
Su presencia dará un justo realce a esta actividad.
 
Se servirá un vino de honor.
 
 
 
Saluda Atte.,
Nelly Salas
 
PRESIDENTA C.L. ATENEO
DIRECTORA AURORA BOREAL

8 de marzo de 2013

En el Día Internacional de la Mujer: SEÑORES PASAJEROS, de Nancy Molina Vargas





                      



Dibujo de Maritza Álvarez


 SEÑORES PASAJEROS
                                      

                     Cuando salió de la oficina, sintió desde el primer paso miles de cuchillos incrustándose en sus pies. Los tacones de aguja eran su gran problemática, no tenían dos días de uso y ni siquiera había pagado la primera cuota. No supo en ese momento si el dolor era por los zapatos o por la cuenta que se abalanzaba sobre el cuerpo desde el momento que supo, le sería muy difícil pagar. Puso sobre sus hombros toda la dignidad que acostumbraba llevar a pesar que su estómago gruñía por haber pasado todo el día trabajando  sin probar bocado alguno y paso a paso, comenzó su camino a la parada del autobús.

 Aquella  fría tarde de invierno amenazaba con dejarse arrasar por la lluvia. Mientras, pensaba que si se largaba el aguacero sería peor su regreso a casa. Sin paraguas y con traje formal de falda, chaquetilla corta y tacones aguja sería un total desastre; de pronto reparó en que el desastre ya estaba en su máxima expresión. El frío, la lluvia o un cataclismo en ese momento daban lo mismo, solo importaba el hecho de que había perdido su trabajo y no sabía como llegaría a casa tan temprano y con tan terrible noticia. Sintió ganas de llorar pero las contuvo, pues en el paradero había mucha gente y tenía que estar atenta para pelear por su derecho a subir al autobús. Llamó su atención en ese momento un vendedor ambulante que ordenaba las calugas que tenía en una modesta cajita, y que luego contaba las monedas que tenía en la mano. Sintió envidia de ese hombre que trabajaba solo, sin necesidad de verle la cara a nadie, ni soportar que un jefe se tomara la atribución de meterle la mano debajo de la falda, solo porque es el jefe. Sintió pavor de contarle a su marido lo que ese día había pasado.

La micro asomó desde la otra esquina, y ella observó como la gente se agolpó en la puerta con el habitual forcejeo por subir primero con la clara intención de  alcanzar un asiento; esa pequeña guerra es habitual en  la gente, todos disputan algo en la vida, hasta un mísero asiento en la micro, y cuando se obtiene aflora una expresión de triunfo por sobre el resto, es una pequeña pero importante manera de sentir poder sobre los demás. Luego se acomodan y fingen dormir por si aparece una mujer embarazada o una anciana o en el peor de los casos una mujer con guagua en brazos, así simplemente se desconectan de lo que pasa alrededor y se aíslan.

Ella se quedó atrás, mirando con algo de pena la penosa escena de esa guerra no declarada que se formaba en la puerta de la micro. Esperó con paciencia que todos terminen de subir, y respiró profundo. El vendedor amablemente le cedió el lugar pues ella era la única pasajera que faltaba por subir, así que simplemente aprovechó el espacio que se le estaba dando y subió a la máquina.
Antes de pagar su pasaje, le salió del alma, así, sin pensar ni haberlo planeado, una voz que nunca antes había sacado del pecho salió en forma espontánea diciendo:

“Señores pasajeros, con el permiso del señor chofer, me subo a esta micro no con el ánimo de molestarles, sino sacando valor de las mismas entrañas para contarles que hoy, precisamente hoy, perdí mi trabajo. Tengo señores dos hijos en casa que alimentar y mi marido esta cesante desde hace ya tres años....

4 de marzo de 2013

COMENTARIO / CRÓNICA DE UN DESASTRE, de José Santana Prado



CRÓNICA DE UN DESASTRE
(Memoria del 27F del 2010 en Chile)
José Santana Prado
 
 
De ese modo la tierra sacudió su enfado, pero enseguida, un inmenso grito se ahogó en medio de la altivez del océano. La materia se diluye sin el mínimo de educación y la angustia aprieta la conciencia de los indefensos.
Árboles caídos se entrelazan con los cuerpos sin vida, son obligados a formar parte de la estadística. Este pueblo se llamaba…por desgracia, hoy perdió su nombre. El cementerio explotó de coraje y ha permitido salir a sus huéspedes, cansados de la eternidad; es que, nuevos inquilinos ocuparán las tumbas en renta.
El barco pesquero, de improviso cambió de rumbo, ahora se encuentra entre las redes de la carretera y las casas flotan a la deriva sin capitán ni timón, no hay pasajeros sobre cubierta, todos desaparecieron, alguien decidió que no deberían estar a bordo.
El miedo no tiene vergüenza e intenta pasarse de listo. La llama pretende quemar a la hoguera. El agua moja con sorna lo que ya está mojado. La avioneta universitaria desalojó a sus ocupantes. Desciende sin control hasta tocar el monte, sin importar que la turba enloquecida se dedique con impunidad al pillaje.
El desastre es total: Los fallecidos extrañan a los que aún están de pie, no tuvieron tiempo de despedirse, aunque el matecito de las once ya está puesto en la mesa y los invitados se excusaron por no asistir a la reunión.