30 de septiembre de 2010

NOTICIANDO / Cuarto Aquelarre en la Sech.

.

Con una asistencia masiva de público se llevó a cabo el pasado martes la cuarta sesión de "Brujas en las letras y un Encantador", ciclo proyectado hasta fin de año, objetivo nada menor, pues sabido es lo que cuesta ingeniárselas para mantener vivo el entusiasmo del espectador en cualquier encuentro artístico.
En este caso, se ha logrado con creces. Testimonio de ello es la gran convocatoria que logra cada uno de estos aquelarres, cruzando, y esto es lo más importante a mi parecer, tranversalmente los estratos generacionales tanto de los exponentes, como de los espectadores.

Esta vez, tuvimos como "brujitas" a : Ana María Vieira, Carmen Gaete y a Carolina Quinteros. Como "encantador" estuvo Carlos Aránguiz, más la música de Gustavo Torres y Cia.
Mención aparte merece la sorpresa de la noche, a cargo de Marina Latorre: la presentación de Revista PORTAL BICENTENARIO, una lograda edición de esta publicación prodicida y dirigida por marina hace ya cuarenta años. Una "apertura", por decirlo de algún modo, se trasluce en las páginas de esta edición, manifestada en mayor espacio para la muestra poética y también, hay que destacarlo, para la difusión de encuentros literarios como el que ocupa todas las páginas centrales: la realización del ciclo de Aquelarres en la Casa del Escritor.

Como siempre nos lo hemos propuesto, a nosotros lo que más nos convoca son las letras, y por ello, esta muestra poética de dos de las exponentes de esa noche:

Ana María Vieira, de su libro "Por tan profundo":

EL SUEÑO DE LA DONCELLA
soneto


Por la ventana ha entrado un hombre muerto,
blanca la sien y en sombra desvelado,
mientras, la luna –ciega- se ha ocultado
bajo las luces, más allá del huerto.

A la doncella toma en cuerpo abierto
y la corteja con su brazo helado.
Sueño del agua, sueño del amado
en este engaño del que todo es cierto.

El cielo entero goza y se estremece
cuando en amor disfruta que la bese.
Como una brisa queda deshojada.

Despunta el día. Ella se ha dormido.
Todo en su alcoba se ha desvanecido
menos la huella roja de una espada.


Y de Carolina Quinteros:


LLUEVE

Esta tarde,
llueve quieto, llueve amargo,
llueve a cristales escarlatas,
a girasoles, a noruegas tardes de otoño…

Llueve viento, llueve cóncava tu mano.
Estás lejos…Hueles muerto.
Y la lluvia también huele a fantasía,
a dolor eterno.
Y la lluvia cae, gime garúa, gime mío.
Gime el viento, gime la lluvia.
Llueve en la catedral y en la iglesia allá del campo.
Llueve a cemento, a mármol de tu risa, de tu llanto mudo.
Y gime como entonces, emancipada mi templanza
Y la lluvia, llueve a jirones de mortaja,
de locura y sinrazón de esperanzas…
…Llueve mi alma y mi entraña…
Llueve como entonces, la tarde aquella.

Ahora, los invitamos a ver lás imagenes para que se hagan una idea de lo acontecido aquella noche!


Fotografías: gentileza de Yasmín Fawaz y  Lichazul.

26 de septiembre de 2010

NARRATIVA / Cuento de Pablo Delgado en La Nación.



EL RUMOR DE LOS PAJAROS
O EL FUSTO PLACER

Pablo Delgado Ulloa


El primer y único encuentro que tuvo doña Fresia Almodóvar con Ismael, ocurrió cuando visitaba junto a su familia la casa de los Ferreira. Ese día de veraneo furtivo sirvió para degustar la fervorosa chicha y masticar el pan consumado de los hornos de las lomas, que entonces eran de famosa culinaria en Tameral, lugar cercano a la capital donde se cultivaban todas las hortalizas necesarias y consumidas kilómetros a la redonda. La mañana del 6 de mayo de 1945, ella bajó del carro con su padre y su esposo, don Gilberto Massa de Gruts, terrateniente, quien no la dejaba ni a sol ni sombra y complacía en sus más encumbrados afanes. El receptor RCA Víctor codificaba casi inaudible la noticia despachada desde la ciudad de Berlín, Alemania. Fresia, de buena estatura, pródiga en belleza, de carnes apretadas, de generosos pechos y levantado trasero que bajo su vestido de grillé marcaba aun más sus esplendorosas curvas de apetecida hembra. Bajaban y subían con la sinuosidad de sus movimientos aquellas lomas encarnadas. Fue en ese momento cuando rozó la mirada de Ismael como una sentencia que ya se sabía consumada. Ismael, arriero de esas tierras y mozo de don Agustín Ferreira, consignaba su tiempo en trámites de notaría, recolector de frutos, además de sirviente de la casa mayor de esa familia.
Esa tarde, después del apetitoso almuerzo convenido y placentero, la degustación de licores de la zona y lo que posteriormente no olvidó Ismael, lo que nunca esperó que sucediera, doña Fresia dejó su hilado chal sobre el sitial del salón principal para salir a tomar la sombra de los parrones que bordeaban la inmensa casa señorial, sin que nadie, - ya que don Gilberto dormía afanosamente y su padre empecinado en otra sala jugaba al póquer con sus amigos - hiciera hincapié en seguir sus pasos.
Sólo Ismael bordeó su salida y condujo también su caminar en la misma dirección. Algo de su perfume quedaba en el aire como un hilillo, dejando pistas o señas por donde debía ir quien quisiera acosarla. El camino de hojas de parra y nogal rozaba sus pasos. Ismael ojeó a su alrededor sin que hubiera un rumor, o una vaguedad que entorpeciera su caminar y el de ella. Se toparon antes de ingresar a la bodega de la servidumbre, en donde se guardaba siempre el pasto para las bestias y uno que otro saco de maíz. Ismael contuvo la respiración para mirarla. Primero desde la nuca y luego hasta los tobillos envueltos en cuero de tupiere, donde se cruzaron sus ojos y los de ella. No fue necesario que se dijesen algo; ella arqueó su cuerpo hacia el de Ismael y rozó con sus dedos el endurecido miembro. Ismael sintió que algo más que su corazón saltaba en su cuerpo. No imaginó nada, todo estaba sucediendo. Cuando ella se aproximó más sosteniendo entre sus labios su lengua nervuda y la apresó entre sus dientes como si fuese un solo sexo, él ya había trozado entre sus dedos la piel lisa y suave de su espalda. Contoneó la caída en los nudillos de sus manos y palpó ese fragor que iba ascendiendo hacia él como un cigarro recién prendido. Así se condujo por un momento hasta que en reincidencia aumentó sus deseos de macho para recorrer con sus palmas la inmensa geografía de esas carnes puestas a devorar. Transpiraba Ismael tocando la piel de ella. Su miembro convulso se extendía y cogía con sus dedos el desnivel de su hermoso cuello; mordía afanoso su delicada presa, tropezaba cada vez levantando sus pechos que apremiaban su lengua como un fruto a devorar. Ella respondía cada uno de los movimientos insistiendo en los arqueos desatados que la hacían buscar afanosamente la prolongación del goce. Nada se dijeron, mejor dicho, se hicieron. Ella entregó ansiosa sus pezones al abanico que la lengua de Ismael le prodigaba. Él bajó lento, sin tropezar, hasta sus caderas y luego extendió su sopor a su ombligo, comulgó sus dedos para buscar su clítoris que fungía ya su natural humedad. Enhebró nudillos y comusiras para hartarse de sus paredes. Torció como un animal su cuello y hundió su cabeza en medio de los esplendorosos muslos de doña Fresia. Ella no sabía de aquella insistencia de carnes y tributos que no apaciguaban. Sólo se dejó envanecer en aquellas sensaciones. Entonces Ismael frunció de arriba a bajo y de costado a costado su traposa y extendida lengua que buscaba destrozar en más instancias el goce. Abrió aquel fruto carnoso e hizo suyo todo el territorio que aquella hembra disponía para él. Sólo faltaba el jadeo de sus cuerpos para abrirse el uno y penetrarse el otro.
Bramó doña Fresia cuando Ismael punzó una y otra vez su poderoso pedazo de carne abriendo sus paredes en ese goce infinito. Remeció el arqueo de su cuerpo haciendo suya esa boca paciendo el contorno de sus labios. Ella esgrimió el goce de aquella penetración que remecía su conciencia en el fusto placer. Duro el miembro, como estepas de raulí que vejaban su candorosa cavidad. Mordió ella cuanto encontraba entre el turbio trasluz de las paredes y el sudor licuado que fenecía en sus manos.
El gemido no despertó la tarde y el rumor de los pájaros era el de costumbre. Se sabían extasiados, al límite de lo que aquella gesta les prodigó.
Cuando ya se escuchaba en las afueras el halar de las ruedas, Ismael retuvo otra vez la noticia desde la RCA Víctor. “Eva y Hitler estaban muertos”.


*Para ver en la sección Cuentos Eróticos de la  Nación Domingo

25 de septiembre de 2010

NOTICIANDO / Lectura en el Chancho Seis.



Anoche fui por primera vez al mentado CHANCHO SEIS, lugar que lleva un tiempo importante sirviendo de refugio y vitrina a poetas y músicos de toda clase, apariencia y tendencia, en medio del jolgorio nocturno santiaguino.
Invitada por Cristóbal Eduardo Gómez, joven poeta amigo y gran difusor de encuentros literarios, conseguí que me acompañara Lichazul - siempre solidaria ella - ante la imposibilidad de contar con el Sr. Delgado.
Lugar: calle Huérfanos # 3025, casi esquina de Maipú; hasta allí encaminamos nuestros pasos después de una breve junta previa para ponernos al día en las copuchitas propias.
"Es...como una piojera chica", esa fue mi primera impresión, y me agradó. Me agradó la estética del ambiente y también la atención de quienes atienden el lugar. Sin nada extra de alcohol (para poder pronunciar bien), y con la boca "hecha agua" ante la vista de tanto "terremoto" que era servido en las otras mesas, comenzó esta noche especial y aventurera  en donde esperaba, sobre todo, la llegada de Zara Bahdí, nuestra amiga manchada de siempre, quien también estaba convocada a leer. 
Llegaron también (dentro de los más cercanos): Rodrigo Suárez, de El Puñal, Margarita Bustos, Denni Zu, René Silva Catalán, además de un sinfín de jóvenes poetas de todos los colectivos existentes; por lo menos, a mí así me lo pareció.
El drama de la noche, en lo personal, fue la "huelga" por batería de mi camarita amiga. Se hizo, lo que se pudo, y espero que otros parroquianos solidarios puedan hacer llegar otras imágenes para abundar el álbum existente.
Buena la experiencia. A recomendar, sin duda, con un sólo alcance: lograr un poco más de silencio en los momentos de las lecturas, ya que de otro modo, se desluce la presentación y el respeto al poeta de turno.
Gracias a Cristóbal, a Margarita (por la filmación de mi lectura), a los dueños de casa y al Chancho; y disculpas a Zara por mi abrupto regreso: yo, peatona feliz pero complicada con los horarios, hube de desertar antes de que el metro cerrara.
Ahora...a poner el ojo en el Chancho!

24 de septiembre de 2010

LARGA DISTANCIA / Socorro Carranco y Virginia Marín, desde Chiapas, México.

A propósito del encuentro realizado ayer, en la Casa del Escritor, les queremos presentar algunos textos de las poetas chiapanecas homenajeadas: Socorro Carranco y Virginia Marín, ambas integrantes del
Grupo Literario La Décima Musa
a quienes tuvimos el agrado de conocer en el cuarto Collage de Poetas.

Virginia Marín y Socorro Carranco.

Socorro Carranco, parte de su libro "La otra piel..."


1
Desde ahí vengo...
repleta de palabras.
Desde ahí, vengo...
colmada de tinielas.

2
Desde mi sombra
revuelta de miedo.
Mi otra sombra
sendero repetido.

3
Me miro en el espejo, temerosa
con una mirada llena de tristeza.
Sitio donde sólo yo entro,
porque soy el mismo rostro.

4
Un rostro sin prisa en esconder
mi insulsa vida en la apariencia,
como la desnudez de mi querer
como el color de la demencia.

5
La tarde muere inconclusa,
callada entre mis dedos
entre la penumbra espesa
senda furtiva de mis ojos.


De Virginia Marín, parte de su libro "Un murmullo entre el viento y las palabras".


SOLEDAD

 De cuando en cuando
me visto de ermitaña
me alejo a la montaña
sin más, me voy cantando.

Como árbol, me cubro
de algún musgo
constriño mi corteza
al alba me descubro.


ARLEQUÍN

En la orfandad de sueños
busco nutrirme
de la savia sutil
de los poetas.

Alguien se muestra suplicante

Arlequín que juega a mantener el equilibrio
en la cuerda floja de las ilusiones.

UN MURMULLO

Vuelve la densa calma,
atrapa mi corazón en vuelo
A lo lejos se escucha
un mumullo
entre el viento
y las palabras
la razón, ya no se inquieta
la ilusión veloz cabalga.

21 de septiembre de 2010

LETRA NUEVA / Casa de Puta, de Ricardo Sánchez Orfo



CASA DE PUTA,
Ricardo Sánchez Orfo.

En el marco de la última Feria del Libro de Maipú, se llevó a cabo la presentación del último libro del joven poeta maipucino Ricardo Sánchez Orfo "Casa de Puta", quien antes nos había entregado "El ejercicio del café (20 inútiles poemas y una canción a la fuerza)".

Gracias a Lichazul, quien nos prestó el libro - ya que nosotros no pudimos asistir al lanzamiento - es que les podemos mostrar parte de él para que se animen a leer más y opten por adquirirlo:


"Breve, fragmentaria, anacrónica y mal escrita. Corresponde a la extrema valoración del silencio y los vacíos textuales.
En definitiva, un casi relato que sabe a sinsentido y a mermelada de Mora".

(...)

- Oiga viejito, llévese a la niña para la casa, mírela
como está - le dijeron sus paisas.
- Qué tengo que ver yo con huevadas - respondió, 
pero tras la mirada amenazante de sus compinches 
salió regañando del local.

Afuera la abatió con el peso tosco
de su mano en la mollera

Fue la primera vez que le pegó.

Toda serie de hechos siempre acaba en conclusiones tristes: silencio y llanto. El estado de las cosas, invariablemente, hacía que la niña se acostumbrase a tensionar los músculos cada noche mientras buscaba respuestas mirando el techo.

-Déjate de tonteras, ya eres toda una señorita de siete años 
y no debes andar por ahí con cara de estúpida acusando al
neurótico de tu papá, ya te dije, déjate de llorar y cámbiate
los calzones, revisa los cuadernos, yo debo salir, estoy
atrasada; qué te importa dónde voy, vendrá tu tía más tarde,
si tu papá no está, la atiendes. Dile que llego tarde -.

A paso lento la niña se movía por la casa. Sin mucho que hacer jugaba a maquillarse con las pinturas de Carmen: sombras para las ojeras, sostenes y rimel.

Disfrazada de mujer se asomaba por la ventana a mirar cómo llovía.
(...)


Más textos del mismo autor en su blog cuchitril de adrede

16 de septiembre de 2010

NOTICIANDO / Cuarto Collaje de Poetas en Casa Fawaz



Sin tropiezos, a pesar de lo cercano de las fiestas, y con el mismo entusiasmo y calidez que las caracteriza, se llevó a cabo la cuarta jornada del ciclo COLLAGE DE POETAS, en el Café Casa Fawaz.
Esta vez la cita fue de caracter internacional, pues se encontraron en el Café para compartir espacio y lectura, las poetas mexicanas Socorro Carranco y Virginia Marín Corzo,ambas parte del grupo de mujeres poetas La Décima Musa, quienes trajeron hasta nosotros el saludo fraterno del pueblo de Chiapas.

Abrió la ronda de lecturas Oscar González, un joven alumno del taller literario que imparten Yasmín Fawaz y Teresa Calderón. Buena sorpresa fue el escuchar su trabajo, ya que con buena voz y cuidado en la forma, presentó un par de sonetos muy bien estructurados y con una temática adecuanda a los tiempos.

Virginia Marín, la primera invitada, leyó parte de su poemario "Un murmullo entre el viento y las palabras", trabajo recién publicado en el mes de Agosto y el cual tuvimos el agrado de recibir como obsequio al final de la jornada.
Parte de él:

De ausencias

Si la ausencia se desborda
nuestra sombra vaga sin hallar salida
el alma pena sin descanso alguno
el llanto inunda la anhelada vida

Llorando van
Llorando vienen
Los que amores dan
Los que no lo tienen.

Socorro Carranco nos trajo infinidad de saludos de parte de los pares mexicanos y también literatura para obsequiar: su poemario "La otra piel", editado el 2009 y finamente ilustrado por Francisco Vargas; una preciosa edición dedicada a Rosario Castellanos: "Canto sin fronteras"; y una co-edición junto a la poeta chilena Patricia Gómez: " Hay días en que...". De uno y otro fueron los temas que leyó con voz expresiva y colmada de emoción:

12

Nadie horizontal en mi cama.
Nadie de mirada infinita
se despeña en la noche placenta,
noche terrena de mi mar espuma.

Patricia Gómez es conocida en nuestro espacio manchado. Su blog Escribiendo la Palabra está en los vínculos anexados y, por lo tanto, esperábamos de ella lo que obtuvimos: una lectura suave y firme a la vez, una atinada y sensible óptica femenina sobre temas que conciernen a todos y que de ese modo fueron recepcionados. También leyó del poemario "Hay días en que..." textos propios y un par de su amiga Socorro Carranco.

Manuel Andros, quien fue el primer "encantador" de los Aquelarres, con la soltura que lo caracteriza, nos leyó de su libro "Manifiesto cibernético / Poemas del Príncipe", textos cortos que nuevamente volvieron a encantar a los oyentes tanto por su ingenio como por la ternura subyacente.

Cerró la ronda de lecturas la poeta argentina Marta Miranda,  quien el día anterior había presentado su libro Nadadora en el Instituto Profesional Arcos, presentación que estuvo a cargo de Lila Calderón.

Todo esto, más la lectura del "poema de la casa" - textos de Yasmín Fawaz en la voz de Michael Hill - fue el resumen del Cuarto Collage de Poetas, un proyecto sólido que merece ser tomado en cuenta y difundido por quienes dedicamos nuestro tiempo a esto: poesía y cultura en general.


Área de difusión cultural de Revista La Mancha

15 de septiembre de 2010

COMENTARIO / Pablo Delgado U.

EL UNICORNIO PASTA EN LO AZUL



A Bernardo Astudillo,
quien no deja su isla y
no se cansa de invitarnos a ella.



De hecho, en mi mesa siempre ha habido un unicornio azul. En su longitud transparente lo he manejado a descaro y muchas veces, siendo displicente y descuidado con su vaguedad, hicimos amistad.
Aunque parezca extraño, ha permanecido merodeando los bordes y en alguna ocasión se ha precipitado al suelo desde lo alto en su nimio envoltorio, por no ser un Parker, un Cross o un Mont Blanc. Travieso, en mis manos a recorrido las páginas en blanco presionando la fibra del papel. Se ha escurrido su tinta de turbio a turba marginal en mis cuadernos, papeles desiertos y portadas de revistas donde mugía resbalando en sus fotografías. Este unicornio a contado los folios de mis mermadas historias. Ha cruzado con su polución servilletas descuidadas en un bar de Recoleta. Ha contribuido en metros lineales a mi impronta vaguedad poética para improvisar comas y signos de dramático esfuerzo.
Mi unicornio azul es ávido por ser reiterativo y falaz cuando describe el paisaje, embroma las irrupciones, y detiene el ritmo cuando las palabras sucumben ante los espacios en blanco que tropiezan su sosegado afán. Derrotar la terquedad ha sido su destino sin estar en manos de un malabarista. Mi pañuelo ha servido para tapujar la desidia de su extremo cuerno de añil y retroceder la ironía preconcebida en su ensortijado esfuerzo. Perdura azul en la traviedad de la escritura y sus dones pueden parecer acaso una obsesión.
Es más, mi unicornio azul, presume cuando la magia no me atribuye y cae desierta al pasto visible y seco del desierto. Él vuelve en su rumiar de humedad a contagiar un poco por verdad, un poco por amor. Allí entonces se vuelven a hiliadizar las palabras que resbalan hacia un bosquejo homérico.
Vuelto como sea de su herrumbre trajinar, desdibuja insidias y paranoias que de rumba en rumbo se ejecutan como danzas en mi cerebro. Persiste pastando donde no hubo diluvios ni erosiones que marginen cualquier información.

Tuso, este unicornio, y convulso, no sé si se me fue. Y en mi bloqueada memoria de crupier conjugo saber compartir su vocación. No hay falacia, ni primigenia emulación en su raciocinio cuando truca los dedos de mi mano y los hace desliz de elocuencia en el instante que abortan las concebidas palabras, las comas, los puntos, los acentos y las oraciones que suman en porfía el tosco ramaje que tapia la visión de mi ensortijado bosque. Va este unicornio pigmentando la fibra del tosco papel. Cruza como si fuese una piedra y como cayendo se vuelve un esmeril que de trazo en trazo borronea la imagen de la letra que suelta las palabras una tras una, gestadas en mi ahogo sabiendo que las flores que dejó no me han querido hablar. Allí entonces vuelca mis dedos, los tuerce y los sobrepone para que lentamente a un ritmo que ya conozco escriba: no sé si se me fue, no sé si se extravió.


Publicado en La Mancha 15 / UNO

10 de septiembre de 2010

POESÍA / Denni Zu




CALETA DE NIÑOS


El pipeño acido
jarabe para la tos
el agua ardiente, calmante natural
la falopa, la especialidad de la casa.

Bienvenido a la caleta de niños
donde desembarcan el desencanto y limitaciones.
En los más grande barcos
la marginación es el gran pescador artesanal.

Exportamos para toda la ciudad
los mejores lanzas y chorizos especializados,
con pocos años en el mercado

Aunque mi caleta está forrada, asegurada por la amistad
siempre es igual:
esta señora llamada Noche
atenta contra mi capital.
Es su frío,
lluvia invernal
versus mis cartones,
vicios
y la ansiedad de mis peces por volar.


CELOS


Vibraciones
invaden mi cuerpo
fantasías crueles
en mi subconsciente
tu piel es devorada por sexys arpías...

La indolencia que irradias hacia mi sufrimiento
es un veneno que mata lentamente mi ser,
son emociones irracionales,
absorben mi cordura…
transformándose mi mundo tan pequeño…
que no cabemos en él.

Tu amor es como un prendedor
que se desliga desde mi pecho
cae abruptamente al suelo.
La silueta de una cualquiera
lo pisa sin piedad…




Denni Zu: poeta, escritora de 26 años, renquina. Actualmente participa en el taller literario Encuentro

Blog de la autora:

8 de septiembre de 2010

Presentación del libro "No hay más que ESTO", de Amanda Espejo.



Ayer, en el encantador espacio del Café Casa Fawaz, se llevó a cabo la presentación del libro "No hay más que ESTO", de Amanda Espejo, poemario centrado en algunas de las múltiples variantes que presenta el erotismo. En medio de un ambiente relajado y lleno de compañerismo (requisito primordial e imposible de transar,  según la autora), se dieron cita poetas y escritores de distintos sectores de Santiago para acompañar a Amanda en este momento tan especial.
La presentación estuvo a cargo de Lila Calderón, quien prologó el libro, y de Pablo Delgado U. en nombre de Ediciones del Taller.

A continuación - además de las imágenes que siempre guardamos para ustedes - parte de las palabras de Lila Calderón para graficar el tono de este trabajo poético:

Mujer y Poesía


En el libro “No hay más que esto”, de la poeta Amanda Espejo, encontramos una hablante poderosa, cuya voz expresa con fuerza toda una gama de sonidos, sabores, tonos y emociones que dialogan con el ser amado, presente o ausente, encendiendo palabras que hacen arder la piel o arrojan sobre la tierra humeante las brasas del deseo para que en cada nuevo encuentro se encienda el fuego que habrá de revivir la pasión que ambos sienten, “Absortos en el mutuo reconocimiento/ de este misterio atávico/ llamado origen”, como se anuncia en el poema “Es ahora”.

Entre los temas que preocupan a la autora se encuentran fundamentalmente el amor, el paso del tiempo, el dolor de la espera, el estremecimiento que produce el observar las fuerzas de la naturaleza en su relación con la esencia femenina, y la experiencia de vivir —con toda su complejidad. Existen fuerzas que amenazan con desbaratar el encanto, desgastar el hechizo, la pasión, el asombro ante el regocijo del amor irreductible. Y el poema asiste para saborear la palabra, encadenar sonidos, dar ritmo al verso, encender el faro que da cuerpo a la marea y disipa el silencio.

Voz fecunda de mujer que a veces gime o grita, o borda de ecos y recuerdos la página reveladora, cuando al modo de una oración suplicante dice en el poema “Entresueños”: “y cómeme el corazón/ para amarte desde adentro. / Ven… revíveme ahora, / sóplame tu amor de nuevo/ quiero ser tu creación, / tú, mi dios y mi asesino”. Eros y Tanatos tensando la cuerda, vibrando peligrosamente sin saber hasta cuándo.

A veces la hablante se enfrenta con el lenguaje, lo interroga, lucha con la palabra en la búsqueda del sentido que refleje la sorpresa, el goce, la duda, la luz, la intuición rescatada al vuelo sobre el amanecer. Multiplicidad, complicidad, oráculo o monólogo, es a menudo un velo que desnuda la entrega “con la piel pegada al cristal de la ventana”. Así leemos en el poema “Un momento”: “Te floreces/ Te fluyes/ te escurres/ Te viertes/ con un asombro suave/ temblando en los ojos”. Esos ojos que le permiten también “descifrar los códigos secretos”, y que se mantienen a través de los siglos “indiferentes al polvo del tiempo/ e inmunes al engaño/ de las falsas traducciones”. Existe también el diálogo con la poesía amorosa masculina. Tal es el caso del poema “Intertextualidad”, donde cita el Poema 20 de Pablo Neruda: “Puedo escribir los versos más tristes esta noche”, al que responde con sarcasmo: “Escribir por ejemplo… sobre la crueldad del tiempo: / tan efímero, tan inasible y leve…”

Un continuo despliegue de sedas se alzan entre las páginas de este libro, que se abren ante el lector como jardines aromáticos, dibujando sombras que parecieran danzar “entre esta humedad pegajosa, / doliente, cálida, fresca y gozosa/ que resulta del lloverse juntos, / del regocijarse juntos/ ante el descubrimiento de amar”. Una pasión que también abre heridas, obliga a cambiar de piel, o a mutar para huir del dolor, padeciendo las acostumbradas metamorfosis y resurrecciones que el ejercicio del vivir impone y del cual la poesía es capaz de dar cuenta para exorcizar la soledad, el miedo, la incertidumbre. Como en “Altamares”, cuando la hablante invoca al amado: “Tú, mi faro de cardinales, / con tus cuatro extremidades/ marcando en cruz mi destino”.

Porque la poesía teje sus redes con hilos finos y nudos fuertes, compartimos sobre el espejo del cosmos los mismos problemas humanos del origen. Y por la misma razón la intuición poética nos permite sospechar que hay un sentido superior en este transitar por la tierra… y escribimos, y buscamos en la palabra despejar el enigma, encontrar el fuego secreto… como lo hace Amanda Espejo en estos textos que nos llevan a reflexionar sobre la demoledora afirmación del título del libro: “No hay más que esto”. Y sin embargo un dramático mundo se alza para configurar el drama de la existencia que nos sitúa a todos en el mismo escenario.


Lila Calderón.
Invierno 2010.


Nuestros más sinceros agradecimientos a todos quienes, de una u otra forma, fueron parte de este sentido proyecto logrando, con ello, que viera al fin la luz.

6 de septiembre de 2010

NOTICIANDO / En el Emporio Acústico de Maira




Ayer, aunque por menos tiempo del que hubiésemos deseado, tuvimos ocasión de compartir espacio con los amigos de Revista El Puñal, en el Emporio Acústico de Maira (Manuel Antonio Maira 924, Providencia), especialísimo lugar en donde con plena diversidad, cada rincón es ocupado para hacer muestras artísticas y transar todo tipo de cosas.
Junto a Felipe Cadenasso y Fernando Milagros ,dos de los compositores chilenos más interesantes del último tiempo, se pudo disfrutar de todas las sorpresas que depara este lugar: un sorprendente bazar donde encontrar vinilos, pizza casera, café, panes, vino, discos de Algo Records, Cápsula Discos y Música del Sur,  exquisiteces marroquíes de El Sabor de Marruecos, y por supuesto, revistas independientes como El Puñal, El Ermitaño y La Mancha.
El equipo "puñalero" se encontraba en pleno difundiendo sus publicaciones con mucho entusiasmo, y junto a ellos nuestra "mancha" también respiró los aires de libertad que inundaban el espacio.
Gracias entonces a Elisabeth Cárdenas, Rodrigo Suárez, María Elena Monsalve, Teresa Muñoz y Sonia Leal, quienes nos acogieron con todo afecto y generosidad.
Junto con ver algunas imágenes de esa tarde, los invitamos a cooperar con El Puñal adquiriendo su revista para, de este modo, puedan seguir tal como nosotros, difundiendo cultura y amor por las letras.


Área de difusión cultural de Revista La Mancha

4 de septiembre de 2010

POESÍA / Melania Tello Romero

De su libro de poemas "De ocio y conjeturas":



ME CONFUNDE

Me confunde este país conjeturando todo.
Prometiendo algunos, otros, esperando promesas:
que el mercosur, el IPC
que somos los jaguares latinoamericanos
que disminuyó la cesantía
y la pobreza se está erradicando.
Que los mapuches se apegan a sus raíces,
se defienden a piedrazos.
Que el "cartel de la legua" perdió su liderazgo
y que las cárceles son con y sin estrellas.
Me confunde la veda de locos y salmones,
el comercio del "chip", el comercio sexual,
el aborto, el divorcio.
La eutanasia, la eucaristía, la mujer del vecino
y la mesa del diálogo.
Me confunde el patriotismo de los antipatriotas.
La red de internet, la red de pescadores, la red de ociosos.
Me confundo y me confunde mi país
conjeturando todo.


A LA VUELTA DEL CAMINO

Agazapada como un ave de rapiña
el tiempo se adelanta
y me espera a la vuelta del camino.
Me regala una arruga, tiñe mis ojeras
y me pinta unas canas.
Luego se retira,
mirándome con ojos tristes.


LA LOICA

La loica vino ayer y trajo su pareja.
¿De qué guerra vendrán con su pecho sangrando?
Se posó en el nogal para contar su historia,
historia que los hombres, tan ciegos ignoramos.
Su canto melodioso tiene quiebres de notas,
no sé si son denuncias o son cosa de pájaros.
Nunca la veo triste,
siempre siempre cantando
la loica del nogal.




Melania Tello Romero nace en San Carlos, región del Bío Bío. Sus estudios básicos y medios los realizó en Curicó, donde permanece hasta el año 1974. Casada y madre de cinco hijas.
Radicada en Santiago, en 1982 ingresa a la Unión de Escritores Americanos. 
Socia fundadora del Círculo Literario de la Cisterna y del taller literario "Antonio Acevedo Hernández". Actualmente participa en los Talleres literarios de Maipú.
Desde 1984 pertenece a la Sociedad de Escritores de Chile.